La naturaleza
divina se puede percibir tan sólo con los ojos de la mente.
Libro de
Urantia. Pág. 1105
El cuerpo es el siervo de la mente, obedece a las
operaciones de la mente, sean estos deliberados o automáticos. Siguiendo
pensamientos indebidos el cuerpo rápidamente se hunde en la enfermedad y el
decaimiento; siguiendo pensamientos positivos, se viste de juventud y belleza
más allá de la edad cronológica, esta es una realidad que hoy en día está
avalada por la ciencia.
El cuerpo humano también es el templo de Dios pues en él
habita su espíritu divino, “Mediante
vuestra fe y la transformación del espíritu, llegaréis a ser en verdad Templos
de Dios”1609, pues “el Ajustador de
Pensamiento no tiene mecanismos especiales para obtener la expresión de las
emociones espirituales. Estas experiencias se vuelven posibles mediante el
mecanismo natural de la mente mortal”1104 Puede parecernos maravilloso e
incomprensible para nuestra mente finita, pero “Dios se puede realizar sólo en
los dominios de la existencia humana.”64
Si tuviésemos más presente estas verdades, sin duda
cuidaríamos más el alimento que le proporcionamos a nuestra mente a través de
los pensamientos. La salud y la enfermedad, tienen su raíz en los pensamientos,
pensamientos enfermizos se expresan a través de un cuerpo enfermo. Se ha sabido
que los pensamientos de temor matan a un hombre tan rápido como una bala, y
continuamente matan miles de gentes, tal vez no tan rápido, pero sí con igual
efectividad.
La gente que vive con temor a las enfermedades, es la
gente que más las contrae. La ansiedad rápidamente debilita el cuerpo, haciendo
bajar sus defensas, dejándolo expuesto a
la enfermedad. Los pensamientos negativos, aunque no tengan un origen físico,
pronto destruirán el sistema nervioso e impedirán que en nosotros se manifieste
el espíritu divino que en nosotros reside porque: “El espíritu divino hace
contacto con el hombre, no mediante sentimientos o emociones, sino en el dominio
del pensamiento más elevado y más espiritualizado. Son vuestros pensamientos los
que os conducen a Dios. Se puede percibir la naturaleza divina tan sólo con los
ojos de la mente.” 1105
Pensamientos energéticos, de pureza y dicha producen en
el cuerpo vigor y salud. El cuerpo es un instrumento muy delicado y moldeable,
que responde rápidamente a los pensamientos que lo dominan, y los hábitos de
pensamiento producirán sus efectos sobre él, sean estos buenos o malos. Es a
través de nuestros pensamientos que vamos tejiendo el telar de nuestro destino,
porque los pensamientos son la fuente de toda acción y de todas las
manifestaciones de nuestra vida.
Si deseamos perfeccionar nuestro cuerpo y
mantenerlo sano, debemos ser cuidadosos
con lo que se alimenta nuestra mente. Pensamientos de malicia, envidia,
decepción, desaliento, le arrebatan al cuerpo su fuerza y salud. Una cara amarga
no es cuestión de azar, sino el resultado de pensamientos
amargos.
Confiemos pues nuestro cuerpo a nuestra mente
porque mientras ella esté sana, también en la gran mayoría de los casos, también
lo estará nuestro vehículo terrenal. El dicho dice en cuerpo sano, mente sana,
pero yo me atrevería a afirmar que es al revés, en mente sana, cuerpo
sano.
yolanda silva solanoyosis282@gmail.com