NUESTRO TRABAJO EN EL MUNDO
Segunda Parte
Conforme indicamos previamente en nuestra literatura, hay nueve grados en los Misterios
Menores de cualquier escuela, y la Orden Rosacruz no es ninguna excepción de esta regla. El
primero corresponde al Periodo de Saturno, y los ejercicios correspondientes se hacen el día
de Saturno o sábado a medianoche. El segundo grado corresponde al Periodo Solar y su rito
particular se celebra todos los domingos. El tercer grado corresponde al Periodo Lunar y se
celebra el lunes a medianoche y así sucesivamente con el resto de los primeros siete grados:
cada uno corresponde a un periodo y su rito se celebra el día apropiado. El octavo grado se
celebra en el momento de la Luna nueva y llena, y el noveno en los solsticios de verano e
invierno.
Cuando un discípulo asciende a hermano lego o hermana lega, es introducido en el rito
celebrado la noche del sábado. La próxima iniciación le autoriza a asistir a los servicios de
medianoche del domingo, y así sucesivamente. Es de notar, sin embargo, que mientras todos
los hermanos legos y hermanas legas tienen libre acceso, en sus cuerpos espirituales, al
templo durante todos los días, están excluidos de los servicios de medianoche de aquellos
grados a los cuales aún no pertenecen. No es tampoco un guarda visible que está colocado a
la entrada pidiendo la palabra de consigna a los que desean entrar, sino que hay una muralla
alrededor del Templo, invisible, pero impenetrable a todos aquellos que no han recibido el
“ábrete sésamo”. Cada noche esta muralla es de distinta constitución, de modo que si un
alumno, por error o por descuido, tratara de entrar en el Templo cuando los ejercicios que se
celebran sean superiores a su grado, muy pronto se dará cuenta de que es muy posible dar con
la cabeza contra una muralla espiritual, y que semejante sensación no es de ningún modo
agradable.
Como queda dicho, el octavó grado celebra sus reuniones en el momento de la Luna nueva
de la llena, y todos los que no han llegado a él, quedan excluidos de aquel servicio de
medianoche; el que esto escribe entre ellos, porque estos grados no son cosas banales que se
pueden obtener mediante pago de algunas monedas menudas, sino que requieren un
desarrollo espiritual mucho mayor que el de mi estado actual, y al cual no llegaré hasta
después de varias otras existencias, aunque no carezca ni de la voluntad ni de la aspiración
de llegar hasta allí ahora. Por consiguiente, el lector comprenderá que en la noche de la
Luna nueva en Aries de 1910, cuando el Maestro vino a buscarme, no era para llevarme a
aquella sublime asamblea del octavo grado, sino a otra reunión de distinta naturaleza.
Además, como quiera que esta reunión se celebró durante la noche y que nos hallábamos en
California, por ser la hora distinta en Europa, los ejercicios de la Luna nueva habían sido
celebrados en Alemania varias horas antes, de manera que cuando llegamos al Templo mi
Maestro y yo, el Sol estaba ya muy alto en los cielos.
Cuando entramos en el Templo, algún tiempo fue empleado en una entrevista solo con mi
Instructor, y en ella él esbozó la tarea de la Fraternidad, tal como los Hermanos querían que
se llevase a cabo. La característica principal de la acción era la de rehuir hasta donde fuera
posible de toda organización o al menos hacerla lo más abierta que se pudiera, porque, según
afirmó mi interlocutor, por buenas que sean las intenciones al principio, en cuanto se crea
posición y poder que puedan halagar la vanidad del hombre, la tentación se hace muy
atractiva para la mayoría, y a medida que se atenta a la libre voluntad de los miembros, el
objeto de la Orden Rosacruz de fomentar la individualidad y la confianza de cada uno en sí
mismo, quedará anulado. Las leyes y reglamentos implican limitaciones y por esta razón
debería haber los menos posible. El Maestro aun pensaba que seria posible el quedar por
completo libre de toda reglamentación.
En consideración a este principio es por lo que yo he hecho imprimir como membrete en
nuestro papel de cartas "Una Asociación Internacional de Místicos Cristianos"; porque hay
una gran diferencia entre una asociación que es enteramente voluntaria y una organización
que liga a sus miembros con juramentos y alianzas, etc. Aquellos que han tomado sobre sí la
Obligación de probacionistas en la Fraternidad Rosacruz saben que esta Obligación es una
promesa hecha a ellos mismos y no a la Orden Rosacruz. El mismo escrupuloso cuidado por
el mantenimiento de la más completa libertad individual se evidencia en todas partes de la
Escuela de Misterios Occidental. Nosotros no tenemos "Amos"; nuestros guías son nuestros
amigos y nuestros Maestros, y nunca bajo ningún concepto, exigen la obediencia a ninguno
de sus mandatos, ni nunca exigen de nosotros que hagamos esto o lo otro. A lo sumo nos
dan consejos, dejándonos luego en libertad para seguirlos o rechazarlos.
Esta táctica de rehuir toda organización ha sido ya adoptada por los centros de estudios en
Columbus, Seattle y Los Ángeles, pero desde entonces he ampliado esta línea de conducta,
tratando de extender las enseñanzas entre los simpatizantes individualmente, desde un Centro
Mundial, más bien que de establecer otros centros en distintas ciudades. En algunos puntos,
grupos de estudiantes han deseado unirse para los estudios y para una mayor elevación
espiritual. A este fin se les ha ayudado lo mejor posible, pero como dejo dicho no he, tratado
nunca de formar centros de estudios, sino que he dejado siempre a los estudios en plena
libertad para hacer lo que más les conviniese.
La nueva actividad de curar, de la cual hablaré ahora, exigía una residencia general
permanente. Como vivimos en un mundo concreto bajo condiciones materiales, parece
necesario que la Residencia General esté incorporada bajo las leyes del país en el cual
vivimos, de modo que aquello que pertenece a la Empresa, pueda estar dispuesto para el uso
de la humanidad cuando los directores actuales hayan desaparecido de este plano. En este
aspecto no podemos evitar condiciones severas y fijas de organización en la Residencia
General, pero la Asociación en general debe quedar libre, para poder obtener el mayor
crecimiento espiritual y la más larga vida. Es triste, sin embargo, darse cuenta de que a pesar
de nuestras buenas intenciones ha de venir el día en que la Fraternidad Rosacruz tendrá
que seguir el camino de todos los demás movimientos semejantes; instituirá leyes, y la usurpación
del poder causará su cristalización y desintegración. Pero tenemos el consuelo de
que entonces nacerá de sus ruinas algo más grande y mejor, como ha nacido igualmente de
otras estructuras que habían servido ya a sus fines y que están actualmente en camino de
disolución.
Después de la discusión mencionada anteriormente entramos en el Templo, donde los doce
Hermanos estaban presentes. Estaba arreglado de modo distinto de lo que yo había visto
previamente; pero por falta de espacio no puedo dar más detalles. Mencionaré tan solo tres
esferas, suspendidas unas encima de las otras en el centro del Templo; estando la esfera del
medio a media distancia entre el suelo y el techo, y también era mucho más grande que las
otras dos que estaban suspendidas una encima y la otra debajo.
Los distintos modos de visión superiores al plano físico: la visión etérea, o de Rayos X,
visión de color, que nos abre el Mundo del Deseo, y la visión de tonos, que nos descubre la
Región del Pensamiento Concreto, como está explicado muy detalladamente en "Los
Misterios Rosacruces".
Mi desarrollo de esta última fase de visión espiritual había sido muy indiferente hasta el
momento mencionado, porque es un hecho que, cuanto más robusta es nuestra salud, tanto
más estamos compenetrados con el mundo físico, y tanto menos capacitados somos para
ponernos en contacto con las esferas espirituales. Aquellas personas que pueden decir: "No
he estado enfermo ni un solo día de mi vida", al mismo tiempo revelan el hecho de que están
perfectamente a tono con el mundo físico y totalmente incapaces de entrar en contacto con las
regiones espirituales.
Esto había sido casi mí caso hasta el año 1905, a pesar de haber yo sufrido horribles dolores
toda mi vida, como consecuencia de una operación quirúrgica en la pierna izquierda durante
mi niñez. La herida no quería curarse nunca, y sólo se cerró cuando dejé de comer carne, y
entonces desapareció también el dolor. Pero mi resistencia durante todos aquellos años era
tal, que nunca se me conocía la menor expresión de dolor en la cara, y fuera de esto, gozaba
yo de perfecta salud. Era, sin embargo, extraño que cada vez que perdía algo de sangre como
consecuencia de haberme cortado, la sangre no se coagulaba y perdía siempre una gran
cantidad. Pero después de dos años de una dieta limpia, la pérdida casual de una uña entera
una mañana, no me hizo perder más que unas cuantas gotas de sangre Y pude escribir en mi
máquina la misma tarde, no habiéndose formado ni un átomo de pus durante el crecimiento
de la uña nueva.
Sin embargo, la construcción de la parte espiritual de la naturaleza trajo desarmonía para el
cuerpo físico, el cual se hizo más sensitivo a las condiciones externas y el resultado fue mi
agotamiento. Este era tanto más completo cuanto que la resistencia al mal antes mencionada,
que me sostenía en pie durante meses, después ya no la tenía, lo cual produjo el resultado
final de que llegué hasta dos pasos de la puerta de la muerte.
Como quiera que la muerte es la disolución del lazo que une al cuerpo físico con los
espirituales, aquellos que están cercanos a aquélla se aproximan al estado existente cuando la
ruptura está manifestándose. Goethe, el gran poeta alemán, recibió la primera iniciación en
ocasión de hallarse postrado en cama y casi muriéndose. Yo no había progresado tanto, pero
mis estudios, aspiraciones y un ejercicio practicado durante mucho tiempo que yo pensé
había ideado pero que ahora conozco que venia conmigo desde otra vida anterior, todo esto
combinado me permitió durante mi primera enfermedad salir de mi cuerpo por un rato para
volver después. Yo no sabía cómo lo hacía, pues no era capaz de hacerlo a voluntad aún. Un
año después lo volví a hacer otra vez como consecuencia de un accidente. Todo esto, por
supuesto, no viene al caso. El punto que yo deseo hacer patente es el de que es necesario la
alteración de nuestra salud física antes de que nos sea posible el mantener el equilibrio en el
mundo espiritual, y cuanto más fuerte y vigoroso el instrumento, tanto más enérgico debe ser
el método para vencer su resistencia. Después vienen años de una condición flotante e
irregular de salud, hasta que, finalmente, estamos en condiciones de poder arreglarnos para
mantener la salud en el mundo físico, mientras que podemos al mismo tiempo funcionar en
las regiones superiores.
Así me ha sucedido a mi; un trabajo abrumador, físico y mental, hasta el día presente, ha
puesto a mí cuerpo físico en una condición poco agradable. Los amigos me han prevenido y
yo he tratado de hacerles caso; pero era preciso hacer el trabajo y hasta la llegada de alguna
ayuda, me veo obligado a continuar en mí puesto sin consideraciones para mi salud, y mi
esposa esta de acuerdo conmigo en esto como en todo lo demás.
De esta condición precaria se ha desprendido, sin embargo, una creciente habilidad para
funcionar en el mundo espiritual. Mientras que, como queda dicho, en el momento de la
experiencia relatada, la visión de tonos y la capacidad de funcionar en la Región del
Pensamiento Concreto eran indiferentes y limitadas a su más baja subdivisión, una pequeña
ayuda de los Hermanos aquella noche me puso en condiciones de ponerme en contacto con la
cuarta división, dónde se hallan los arquetipos, y de recibir allí la enseñanza y comprensión
de aquello que es considerado como el más elevado ideal y la más alta misión de la
Fraternidad Rosacruz.
Vi nuestra Sede principal y una larga cola de personas viniendo de todas las partes del mundo
para recibir la enseñanza. De allí las vi salir luego para llevar el bálsamo a los afligidos de
cerca y de lejos.
Mientras que aquí en este mundo es necesario investigar con el fin de descubrir lo que sea,
allí la voz de cada arquetipo nos trae consigo, cuanto toca nuestra conciencia espiritual,. un
conocimiento de lo que aquel arquetipo representa. Así llegó a mi aquella noche una
comprensión que está muy por encima del poder de mis palabras, porque el mundo en el cual
vivimos está basado en el principio del tiempo, pero en la alta región de los arquetipos no nos
dicen sus pensamientos como yo los cuento ahora, sino que allí nace en nosotros en un
instante el concepto de toda la idea, de un modo mucho más luminoso que lo permite la
expresión de las palabras. Desde entonces nunca me había atrevido a detallarlo, pero ahora
trataré de hacer de aquella experiencia una descripción en el capítulo siguiente.