En estos momentos en que el
denominador común de los seres humanos pareciera ser la prisa por vivir, casi
resulta utópico el hablar de adoración y contemplación espiritual, porque se
supone que ello requiere de tiempo y sobre todo de quietud, sin embargo no es
así, pues la verdadera definición de la adoración es mucho más simple, porque
“el Padre Universal nunca impone ninguna forma de reconocimiento arbitrario de
adoración formal, ni servicio servil a las criaturas volitivas e inteligentes
del universo” 22
La adoración debería ser el sinónimo del amor y de nuestra amistad
con Dios, por tanto no requiere de nada externo ni especial, basta tener una
consciencia bien despierta para darnos cuenta del momento que estamos viviendo.
Porque “no
podemos ver a Dios ni lo podemos buscar por medio del conocimiento, pero podemos
conocerlo en nuestro corazón, por medio de la experiencia personal “1453
“Cada vez que el
hombre hace una elección moral reflexiva, al instante experimenta una invasión
divina de su alma. La verdadera adoración religiosa no
es un fútil monólogo de autodecepción. La adoración es comunión personal con lo
que es divinamente real, con lo que es la fuente misma de la realidad.”2094
Porque “el hombre no logra la unión con Dios como una gota de agua
podría encontrar unidad con el océano. El hombre alcanza la unión divina
mediante una comunión espiritual progresiva y recíproca, una relación de
personalidad con el Dios personal, un creciente logro de la naturaleza divina a
través de una conformidad, inteligente y sincera con la voluntad
divina.”31
Por eso, no es tan importante “que conozcas el hecho de
Dios, como que crezcas cada vez más en la habilidad de sentir la presencia de
Dios.”1733 En la vida física,
los sentidos se percatan de la existencia de las cosas; la mente descubre la
realidad de los significados; pero la experiencia espiritual revela al individuo
los verdaderos valores de la vida. Estos altos niveles de vida humana se logran
en el amor supremo de Dios y en el amor altruista del hombre. Si amas a tus
semejantes, debes haber descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los
hombres, porque les adjudicaba un valor tan alto”1099
Tengamos siempre presente que "no podemos
regocijarnos en la paternidad de Dios, si rechazamos o ignoramos la fraternidad
del hombre.”1454 y que “aislar parte de la vida y llamarla religión, es desintegrar la
vida y distorcionar la religión.”1124
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