Jesús
siempre predicó la moderación, porque el entusiasmo puede llevar al
fanatismo.
Libro de
Urantia. Pág.1673
El camino
espiritual está plagado de autoengaños, muchas veces confundimos la adoración
con el misticismo y nos parece que mientras más estemos en actitud de adoración
somos más espirituales, lo cual sin duda es una gran equivocación, pues eso que
llamamos adoración, puede convertirse en un escapismo para evadir la realidad,
recordemos que “hasta la virtud, si se la lleva a extrremos, puede convertirse
en vicio.”1673 Por eso debemos estar pendientes del justo medio en todo, para
que nuestras verdades no se conviertan en una obseción, porque la Verdad es una
sola pero tiene muchas caras, por eso “la religión de revelación deberá siempre
limitarse por la capacidad del hombre para recibirla.”1007 No es bueno el querer
imponerla con insistencia a otros, porque cada quien tiene su propio ritmo y sus
propias verdades.
“Jesús
siempre predicó la moderación y enseñó la constancia y una adaptación
proporcional a los problemas de la vida. Observó que el exceso de compasión y
piedad puede degenerar en una grave inestabilidad emocional; que el entusiasmo
puede llevar al fanatismo. Habló de los peligros del coraje y de la fe, y de
cómo estos dos factores a veces llevan a un alma no reflexiva a la presunción y
la imprudencia.”1673
"El hombre no logra la unión con Dios como una gota de
agua podría encontrar unidad con el océano. El hombre alcanza la unión divina
mediante una comunión espiritual progresiva y recíproca, una relación de
personalidad con el Dios personal, un creciente logro de la naturaleza divina a
través de una conformidad, inteligente y sincera con la voluntad divina.”31
En vez de aferrarnos a una manera de ver la
verdad,debemos empoderarnos no sólo de nuestra propia realidad sino también de
la de los demás, porque él no enmarcarnos ni siquiera en lo que en este momento
creemos, es la única forma que nuestro conocimiento no se vuelva algo muerto,
incapaz de tener empatía y tolerancia. La espiritualidad, la adoración
verdadera nacen de nuestro comportamiento con nuestros semejantes y de nuestra
disponiblidad interior a los cambios,
El misticismo está muy lejos de la amistad que debemos
tener con nuestro Padre, pues cuando en verdad nos sentimos sus hijos,
comprendemos que "existe realmente una verdadera y genuina voz interior, esa luz
verdadera que alumbra a todo hombre que entra en el mundo. Y esta guía del
Espíritu, es distinta del impulso ético de la conciencia humana. La sensación de
seguridad religiosa es más que un sentimiento emotivo.”1114
Es renacer cada día a nuevas y mejores experiencias, no
en los trances místicos, ni en las revelaciones, sino que nos permite sentir la
guía suave y amorosa de nuestro Espíritu residente, que nos impulsa a encontrar
a Dios en nosotros y en cada una de las almas que se cruzan en nuestro camino,
porque de estas circunstancias aparentemente sin trascendencia, es de las que
debemos aprender el significado de la vida y de la eternidad.