Debemos aprender a
darle sentido a nuestro trabajo diario, porque es lo que hoy la maestra vida nos
está entregando para cumplir con alegría la voluntad de Dios, porque nada es por
casualidad. Lo importante no es tener todo lo deseamos, sino aprender a darle
significado a lo que tenemos.
Cumplir la
voluntad de Dios y como consecuencia ser feliz, hay que aprender muy bien a
conjugar el verbo “aceptar”. Aceptar
nuestro entorno, viendo en él lo mucho que tenemos en vez de quejarnos y sufrir
por lo que nos pueda faltar. Aceptar a
las personas como son y no como nosotros quisiéramos que fuesen, y lo principal:
debemos aprender a aceptarnos a nosotros mismos con todas nuestras virtudes y
posibilidades pero también con todas nuestras carencias y defectos. Jesús nos ama tal cual somos y nosotros
debemos hacer lo mismo, pues quien no se ama así mismo no puede amar a los
demás. Tampoco es posible amar a quien
no se conoce, por eso Jesús nos dice que : “conocer a nuestros hermanos,
entender sus problemas y amarlos es la suprema experiencia de la vida”1431, que no sólo nos llena de paz y felicidad sino
que también nos permite hacer la voluntad de
Dios.
“Cuando se le pidió a Jesús que explicara la diferencia
entre la voluntad de Dios y ese acto mental humano de elección que también se
llama voluntad, El dijo: la voluntad de Dios es el camino de Dios. Hacer la voluntad de Dios es la experiencia
progresiva de llegar a parecerse cada vez más a Dios. La voluntad, es la deliberada elección de ser
autoconsciente que lleva a una decisión basada en una reflexión”1431, pero que
no necesariamente nos conduce por el camino de la verdad, la belleza y la
bondad.
Hacer la voluntad de Dios, es ir más allá de las apariencias y
preguntarnos que es lo que debemos aprender de todo lo que nos está
ocurriendo en nuestro vivir cotidiano,
sobre todo cuando éste, no es todo lo placentero que nosotros quisiéramos que
fuese porque ¿ qué gracia tiene reconocer la voluntad de Dios cuando todo parece
ir bien ?.
“La conciencia de una vida humana victoriosa en la
tierra, nace de esa fe de la criatura que se atreve a desafiar cada episodio
recurrente de su existencia y cuando se enfrenta al espectáculo de las
limitaciones humanas, con la firme convicción, aunque yo no pueda hacer esto, en
mí vive una parte del Padre que lo hará por mí y ésta es victoria que sobrecoge
al mundo,”59
yolanda silva solano yosis282@gmail.com