Las
enseñanzas de Jesús, de basaron en que todos los hombres, sin distinción alguna,
están llamados a entrar al reino, porque él está en el corazón de cada ser
humano y para entrar en él sólo necesitamos: “creer en la paternidad de Dios y
estar conscientes que la regla del vivir dentro del reino es el amor al prójimo
como a nosotros mismos y la obediencia a la voluntad del Padre.”1596 Pero ésta no es una obediencia por miedo al
castigo, sino motivada por el amor, pues no se ofende a quien se ama, de allí
“que cada día que vive un verdadero creyente, le resulte más fácil el hacer lo
que es recto.”1740
“Jesús eligió establecer el reino del cielo en el
corazón de la humanidad por métodos naturales, comunes, difíciles y esforzados,
los mismos procedimientos que tendrían que seguir en el futuro sus hijos
terrenales para ampliar y expandir ese reino celestial. Porque bien sabía el
Hijo del Hombre que sería «a través de muchas tribulaciones, que muchos de los
hijos de todas las edades entrarían en el reino. Jesús estaba pasando ahora por
la gran prueba del hombre civilizado, la de tener el poder y negarse continua y
firmemente a utilizarlo para fines puramente egoístas o
personales.”1520
Qué importante es deternos en esta
última cita, porque lo que hoy en día está reinando es la búsqueda desmedida del
éxito y del poder, sin importar el costo que pueda tener, porque el egocentrismo
es quién siempre gana. Y no estamos refiriendónos sólo a los empresarios ni a
los políticos... sino que es bueno pensar en nuestro propio actuar y no sólo ver
la paja en el ojo ajeno.
No es fácil el reconocer que somos
egoístas porque nuestro ego lo impide, por eso es bueno profundizar en lo
contrario, como es la solidaridad, la generosidad, la abnegación, la ternura, la
caridad, la comprensión, la empatía... resumiendo en la fraternidad verdadera,
pues “podemos tener diversidad de comprensión intelectual e interpretación, pero
la falta de sentimiento de fraternidad es inexcusable. “1866
yolanda silva solano yosis282@gmail.com