Las convicciones sobre Dios pueden
ser alcanzadas por sabio razonamiento, pero el individuo se torna consciente de
El, solamente por la fe viva y a través de la experiencia
personal.
Libro de Urantia.Pág.1124
Volviendo al síndrome de Münchausen que nos motivó
a escribir esta semana, les cuento que resulta muy complejo diagnosticar a estos
enfermos, debido a que se mezclan síntomas fingidos, con algunos signos certeros
de problemas físicos. Los especialistas más perspicaces, se dedican a descartar
elementos, en lugar de verificar los planteos de estos pacientes, o sea se
identifica lo que el paciente no tiene, para encontrar lo que sí tiene.
Confrontados con lo encontrado, estos pacientes se muestran desconformes, y
temerosos de ser atrapados en su engaño, se marchan a otra institución a repetir
el procedimiento.
¿No les suena parecido este
procedimiento a nivel espiritual? Muchos se pasean por las diferentes religiones
o filosofías sin sacar de ellas nada provechoso, pues cada vez que tocan su ego,
o su espíritu les dice que deben cambiar sus pautas habituales de conducta,
porque no están siendo positivas para la perfección que Dios espera, ellos no
encuentran nada mejor que cambiar de tienda religiosa, sin darse cuenta “que
todas las religiones son buenas en cuanto llevan al hombre a Dios y traen la
comprensión del Padre al hombre”1012
Todas las filosofías y los libros
son buenos, siempre y cuando a través del significado se pueda encontrar a Dios
en uno mismo y por sí mismo, porque tanto las religiones como los libros
sagrados, sólo son herramientas para que el hombre encuentre su propia verdad,
aquella que le va a permitir cambiar su vida, superar sus errores y encontrar el
camino de la superación espiritual, que sin lugar a dudas es absolutamente
personal, pues “no se puede forzar a una criatura a emprender la aventura
eterna, las puertas de la eternidad se abren tan sólo en repuesta a la libre
elección de los hijos dotados de albedrío.”71
No está mal buscar la Verdad en
diferentes partes, cuando trabajamos en el jardín, utilizamos más de una
herramienta para plantar las rosas que lo van a hermosear, lo mismo ocurre con
nuestra alma, con nuestro espíritu. Cuando se está ávido de la verdad divina y
de perfección, “ se encuentra la verdad donde quiera que ella se encuentre, sin
importar que el canal de su transmisión sea aparentemente
humano”1733
yolanda silva solano.yosis282@gmail.com