INSTRUCCIÓN III
VISIÓN ESPIRITUAL Y MUNDOS ESPIRITUALES
En la primera Instrucción vimos que la única teoría sobre la vida que lleva la antorcha de
la razón es la de que el Ego humano es inmortal, de que la vida terrestre es una escuela
y que el Ego vuelve a esa escuela vida tras vida para aprender la lección, dirigido por las
dos leyes, la de Consecuencia y la de Renacimiento, progresando así convenientemente
hacia la meta de la perfección.
La mencionada solución al enigma de la vida provoca naturalmente la pregunta: "y si los
que llamamos muertos están vivos en realidad, ¿por qué no los vemos y dónde están?"
Esa pregunta fue contestada en la segunda Instrucción en la que se demostró por medio
de testimonios inductivos, deductivos y directos, que hay un mundo invisible en torno
nuestro, habitado por los llamados muertos, quienes viven en plena posesión de todas
sus facultades, y que la única razón por la que no los percibimos ordinariamente es
porque carecemos del sentido necesario para ello. El ciego no puede percibir la luz y el
color por carecer de la visión física. Nosotros no podemos ver los mundos espirituales
porque carecemos de la visión espiritual. Todos tenemos ese "sexto" sentido en estado
latente y en todos sin excepción puede despertarse mediante métodos apropiados, que
se indican en la Instrucción XI de esta serie.
En esta Instrucción investigaremos los mundos internos y no estará fuera de lugar el dar
una idea general de como conoce el clarividente los mundos invisibles, demostrando a la
vez la amplitud, alcance y limitaciones de la clarividencia.
"Clarividente" es el nombre que se da a las personas que ven objetos invisibles para la
humanidad ordinaria. Ese nombre significa sencillamente "visión clara" y contrariamente a
la idea generalmente aceptada, hay diferentes clases de clarividentes. Algunos se
parecen a un prisionero que se encontrara tras una ventana enrejada y cuya capacidad
de visión dependiera del panorama de que se pueda dominar desde ella, (bien sea de a
un patio de la cárcel o bien que de al campo). Si la ventana tiene además un postigo que
se abra a cierre independientemente de su voluntad, comprenderemos fácilmente que
sus observaciones son de tan escaso valor para él mismo como para los demás. Cuando
se abra el postigo podrá ver lo que ocurra fuera en la parte del mundo interno que esté
ante él. No puede ver lo que quiera, agrádele o no la visión; tiene que soportarla hasta
que se desvanezca por sí sola. A esas personas se las llama clarividentes negativos o
involuntarios.
Otros, en cambio, si bien tienen limitada la amplitud de su visión dominan el postigo,
pueden abrirlo o cerrarlo a voluntad, pudiendo ver todo cuanto esté a su alcance. Son
también negativos, pero pueden ver "a voluntad" y por lo tanto se les llama clarividentes
voluntarios.
Hay también otros cuya facultad puede compararse al estado de un prisionero encerrado
en una cárcel de cristal situada en una colina y que tuviera a su disposición telescopios
del mayor alcance, con obturadores construidos en tal forma que se abrieran tan Pronto
como se quisiera mirar y se cerraran inmediatamente que se dejara de hacerlo. De esta
manera tendría pleno dominio sobre su visión, pudiendo ver o no o dirigir su mirada a
cualquier objeto que deseara estudiar. Este sería por lo tanto un clarividente entrenado.
Hay aún un grado superior a éste, en el que las puertas de la prisión se abren y el
hombre puede abandonar el cuerpo denso a voluntad, ir a los mundos invisibles y
estudiar allí las cosas que desee conocer, cosas que la clase citada en el último término
sólo puede ver a distancia. Abandonar el cuerpo denso, es, por supuesto, el método
ideal. Entonces el hombre no es ya solamente clarividente: es un habitante de dos o más
mundos. Pero este estado no lo consiguen generalmente los simples investigadores, sino
aquéllos que han hecho el voto de dedicar sus vidas al servicio de la humanidad. A éstos
últimos se les llama Auxiliares Invisibles, los que trabajan bajo la dirección de los Grandes
Guías de la humanidad: nuestros Hermanos Mayores.
Asi como hay muchas personas que cometen el error de ser escépticas respecto a la
existencia de los mundos suprasensibles, hay otras que se van al otro extremo, una vez
convencidas de la verdad de los mundos invisibles, y creen que cualquiera que pueda
"ver" clarividentemente ve toda la verdad y enseguida "sabe" todo lo concerniente a esos
mundos superiores.
Es ese un gran error y la falacia de tal idea se comprenderá fácilmente comparándola con
nuestros asuntos cotidianos. No nos imaginamos nunca que un hombre que haya nacido
ciego "conozca todo" lo del Mundo Físico por el hecho de recobrar su vista; aún más,
asaz sabemos que aún aquéllos que hemos tenido la vista sana toda la vida estamos
muy lejos de poseer un conocimiento universal acerca de las cosas que nos rodean. La
lógica y la analogía quedarían violadas aplicando aquellas suposiciones a los mundos
internos. En realidad, ningún clarividente, aunque sea desarrollado, conoce todo lo que
haya allí, pues sólo conoce lo que ha investigado. Un ciego que obtenga la visión debe
aprender a usar sus ojos, a medir las distancias, etc., lo mismo que el niño; y así también
debe ejercitarse el clarividente antes de que su facultad sea realmente útil, e
invariablemente, las personas más proficientes en ello son siempre las más modestas en
sus afirmaciones y más dispuestas se encuentran a prestar oídos a las versiones de los
demás, sabiendo cuanto es lo que aún se desconoce y cuan poco puede abarcar el
investigador de las muchas fases de un asunto.
Además, en el Mundo Físico, las formas son estables y no cambian fácilmente, pero en
los mundos internos todo está moviéndose intensamente. Las formas cambian de una
manera y con una facilidad como apenas es oscuramente mostrado en nuestros cuentos
de hadas. Lo maravilloso no es que el clarividente involuntario mezcle a menudo las
cosas lastimosamente, sino que consiga ver algo correctamente. El ejercitamiento
consiste en enseñar al neófito a mirar más allá de la forma, que es evanescente e
ilusoria, dirigiendo su mirada a la vida que es siempre la misma, sin importar cual sea la
"forma" que pueda tomar. Porque únicamente cuando se puede hacer eso, ver la "vida",
se está libre de toda tergiversación.
Antes de proceder a la investigación de los mundos invisibles, debemos indicar
primeramente la concepción Rosacruz del Mundo Físico, porque difiere un tanto de las
ideas aceptadas generalmente.
Región Química del Mundo Físico
En las cosas de la vida cotidiana distinguimos entre los sólidos, líquidos y gases. Todos
ellos los agrupa la ciencia en unos setenta elementos inorgánicos, tales como hidrógeno,
nitrógeno, oxígeno, ,carbono, etc. Con estos elementos se construyen todas las formas.
También distinguimos cuatro reinos: mineral, vegetal, animal y humano, pero esta
distinción es con referencia a las cuatro corrientes de vida de espíritus evolucionantes en
varios grados de desarrollo, que se manifiestan como Vida, moldeando los elementos
químicos en la multitud de Formas que vernos en torno nuestro.
Esta cuádruple corriente de vida está más o menos firmemente adherida a las formas que
ha construido de acuerdo con el grado de desarrollo alcanzado por los diversos Espíritus
que la componen.
Los Espíritus que componen la Corriente de Vida Mineral son tal débiles y, por lo tanto,
están tan adheridos a la materia que forman los cristales inorgánicos, que parecen
inseparables de ella. Esta corriente de vida se manifiesta como fuerza química.
Los Espíritus de la Corriente de Vida Vegetal asimilan los elementos químicos
cristalizados y transforman los cristales en cristaloides cuando construyen con ellos sus
cuerpos más complejos.
Estas formas vegetales son a su vez utilizadas por las Corrientes de Vida Animal y
Humana, agrupándolas como células y órganos que colectivamente componen los más
complicados vehículos de los dos reinos superiores.
Mientras las tres corrientes de vida más desarrolladas están obrando sobre la materia
química, la vida mineral, inmergida en ella, se hace inerte o, en cierto sentido, muere;
pero en el momento en que la vida vegetal, animal o humana abandona una forma, que
entonces decimos que está "muerta", la vida mineral nativa de la materia química se
liberta nuevamente para afirmarse a sí misma, manifestándose como fuerzas químicas,
las que producen el disgregamiento y descomponen la forma en sus constituyentes
originales.
Algunos hombres de ciencia atribuyen sensación a los minerales, a los tejidos vegetales y
animales "muertos". Las observaciones de la ciencia son correctas, pero es un grave
error llamar sensación" o "sentimiento" a lo que no es más que una simple respuesta de
la vida mineral a los impactos cuya vida anima a la forma cuando no se la ha apropiado
para su uso alguna de las corrientes de vida superiores. La corriente de vida mineral que
animal a los tejidos que los experimentadores emplean, meramente registra una
impresión; pero es incapaz de verdadera sensación, como la de dolor o placer. Esas
cualidades anímicas proclaman una conciencia "interna" capaz de "vibrar sobre" y con
las impresiones que recibe. Esto está aun más allá de la vida mineral y por lo tanto todas
las formas, como tales, carecen de sensación como los elementos químicos de que están
compuestas. La ciencia reconoce este hecho al afirmar que no hay sensación alguna en
el dedo cuando éste se hiere, sino que inconscientemente trasmite la sensación de dolor
al cerebro. El ocultista científico sostiene que todas las formas, cerebro, músculos, o
huesos, carecen igualmente de sensación porque la sensación es un proceso de la vida
no inherente a los sólidos, líquidos o gases ni adquirible por ellos durante el tiempo en
que están utilizados por las corrientes de vida superiores, que emplean esas substancias
en sus propias formas para poder así expresarse mediante ellas en el Mundo Físico
denso y visible.
Así que si el hombre poseyera nada más que su cuerpo denso sería incapaz de
manifestar vida, como lo son las sustancias químicas que componen ese cuerpo, y si
existiera solamente ese Mundo Físico visible, nunca podrían existir otras formas que no
fueran cristales inertes. Los animales, vegetales y hombres hubieran sido realizaciones
imposibles en la Naturaleza.
Región Etérica del Mundo Físico
Los Rosacruces, en armonia con las demás escuelas de ocultismo, dividen cada mundo
en siete "regiones" o estados de materia. Nuestro mundo visible comprende nada más
que tres de esas regiones; sólidos, líquidos y gases. El invisible éter ocupa las cuatro
regiones restantes y la ciencia oculta comienza sus investigaciones por el estudio de este
cuádruple éter.
A esos cuatro estados del éter se les llama la Región Etérica. El éter es el medio por el
que fluye la energía solar en los cuerpos densos de las plantas, de los animales y del
hombre, y de esta manera es la base de la manifestación de la Vida, y de la vitalidad. los
nombres y funciones específicas de esos cuatro estados del éter, contando de abajo para
arriba son los siguientes:
1º El Éter Químico es el medium o conductor de las fuerzas químicas que producen la
formación de cristales, manifestándose ,como atracciones, y repulsiones, amores y odios
de los átomos, la "afinidad electiva" de la que hablaba Goethe, por la cual pueden
mezclarse el alcohol y el agua pero no el agua y el aceite. Otras fuerzas manifiéstanse en
este éter, produciendo la asimilación, el crecimiento y la excreción que vemos en los
reinos superiores: vegetal, animal y humano. El éter químico es el único activo en los
elementos químicos minerales en estado nativo.
2º El Éter de Vida. Un pez puede vivir y moverse en el agua. El animal y el hombre no
pueden hacerlo. Viven en el aire que sofoca a su vez al pez. Así que cada reino de la
Naturaleza es el medio de manifestación de inteligencias de diversa constitución y de
varios estados de desarrollo, teniendo diferentes misiones en la economía de la
Naturaleza. Mientras que las fuerzas que obran en el Éter Químico están relacionadas
solamente con el mantenimiento de la forma separada, el éter de vida es el éter de la
fuerza propagadora que tiene por objeto la perpetuación de la especie y de la raza. Están
activas por lo tanto en los vegetales, en los animales y en el hombre.
3º El Éter Luminoso es el medium de manifestación de las fuerzas que producen el calor,
el movimiento y la circulación de la sangre en el animal y el hombre y de la savia en los
vegetales.
Por intermedio de dicho éter se deposita la verde clorofila en las hojas, coloreándose
también por él las flores, los animales y el hombre. Es la vía de ingreso de las fuerzas
solares que construyen el ojo y de la visión. Las fuerzas de este éter están parcialmente
activas en los vegetales, y plenamente activas en los animales y el hombre.
4º El Éter Reflector es la substancia de la más elevada región del Mundo Físico y allí se
pueden encontrar las imágenes o recuerdos de todo lo que ha sido en el Mundo Físico.
Por lo tanto decimos que contiene "la Memoria de la Naturaleza". Allí puede recobrarse
en cualquier momento la idea o imagen de la casa que formuló el arquitecto citado como
ejemplo, esté muerto o viva aún. Pero el Eter Reflector tiene ese nombre por más de un
motivo, porque las imágenes que allí se encuentran, aunque son reproducciones de los
objetos del Mundo Físico, no son más que reflejos de las imágenes que se encuentran en
un mundo mucho más elevado, en el que esos recuerdos son permanentes, claros y
definidos. Estos anales del Éter Reflector sólo los leen los clarividentes involuntarios y los
psicómetras que no pueden elegir, aun cuando hayan oído hablar de la existencia de
esos registros o anales más elevados.
Algunas veces el discípulo de ocultismo también busca esos registros en el Eter Reflector
cuando comienza a investigar los dominios invisibles, pero se le previene su alcance,
para que no se decepcione después creyéndolo la última perfección y a su debido tiempo
se le enseñará a emplear los anales más elevados.
Este éter es uno de los más importantes dominios de la Naturaleza; es la vía de ingreso
mediante el cual el Ego manipula el cerebro y el sistema nervioso y gobierna su cuerpo
denso; y en el éter reflector es donde el Ego imprime los recuerdos de sus experiencias
que llamamos memoria.
La ciencia nos enseña que lo mismo en el sólido más denso que en el gas más sutil ni
dos átomos se tocan, sino que flotan, por decirla así en un océano de éter. Esto es cierto,
pero es sólo parte de la cosa; si eso fuera todo sería imposible explicar lógicamente la
diferencia entre los cuatro reinos.
Sabemos que para funcionar en el mundo visible es necesario tener un cuerpo denso. Sin
tal cuerpo seríamos "fantasmas", invisibles para los otros seres físicos.
Y lo mismo es verdad para los otros mundos. Para poder funcionar en ellos o expresar
sus cualidades peculiares, debemos primeramente tener un vehículo formado por sus
materiales; y así como es necesario tener un cuerpo denso antes de que podamos actuar
en el Mundo Físico, así también debemos tener un cuerpo vital para poder manifestar
vida, asimilar, crecer y propagarnos. La corriente de vida mineral actualmente inmergida
en la materia de la Región Química no tiene cuerpo vital separado. Las plantas, los
animales y el hombre tienen cuerpos vitales, pero están tan diferentemente construidos
como sus respectivos cuerpos densos, variando en cuanto a la calidad, cantidad y
organización de la materia etérica que los compone.
Sin embargo, la sola posesión de un cuerpo denso y de un cuerpo vital no es suficiente
para explicar todos los hechos de la vida. Si no hubiera otros reinos en la Naturaleza, los
cuerpos animales y humanos movibles serían imposibilidades; y aun cuando se hubieran
creado cuerpos con el poder de moverse, faltaría el incentivo para ello. El ocultista
encuentra que la acción tiene su incentivo en el.
Mundo del Deseo
Como el Mundo Físico, este dominio de la Naturaleza está también compuesto por siete
regiones que dividen la materia de acuerdo con su relativa densidad y otras cualidades.
Cuando hablamos de este mundo hablamos de una manera muy diferente de la del
Mundo Físico. Esta diferencia es sumamente difícil de describir, porque todos nuestros
términos de lenguaje se refieren al mundo de los sentidos, y lo mejor que puede y de
aquello en lo que no se parecen.
En primer lugar, aunque la materia de deseos es un grado menos densa que la materia
física, no es, bajo ningún concepto materia física "sutilizada". Es muy cierto que el átomo
último de todas las formas físicas es el mismo; que la montaña y la flor, el ratón y el
hombre están formados todos por la misma clase de átomos; pero sin embargo nunca
decimos que el ratón tenga un grado más de "sutilidad" que la montaña. Una diferencia
análoga se encierra en la afirmación relativa a la densidad de las dos clases de materia,
que hace a la una esclava de leyes que en la otra no rigen.
La materia de deseos o emocional está caracterizada particularmente por la facilidad con
que se moldea en diferentes formas y por su capacidad de cambiar de una forma a otra.
Plasticidad es una palabra demasiado pobre para poder calificar a esa cualidad; además
la materia de deseos es también un manantial de luz y de color de tal brillantes y
luminosidad, tan iridiscente, que nuestros más hermosos crepúsculos parecen obscuros y
muertos en comparación con aquélla. Esta luminosidad fulgurante fue la que hizo que los
alquimistas medievales la llamaran "astral" o "estelar” aunque nada tiene que ver con las
estrellas. Una idea escasísimamente aproximada de ella puede obtenerse tomando una
concha de nacar y observando la brillante y variada coloración que adquiere, fluída y
cambiante cuando se la pone bajo la luz del Sol y mueve ligeramente.
Para comprender razonablemente lo que es el Mundo del Deseo debemos comprender
que es el mundo de la sensación, del deseo, de los anhelos y emociones. Así como
nuestros huesos, sangre y carne están compuestos de materia química, así también,
nuestros deseos y emociones están formados por materia del Mundo del Deseo; y así
como nuestros cuerpos densos están sujetos gravedad y otras leyes físicas, así también
nuestros deseos, etc., están dominados por la Atracción y Repulsión, las dos grandes
fuerzas del Mundo del Deseo.
La Repulsión es la fuerza predominante en las tres regiones inferiores o más densas. La
atracción solo tiene su imperio en las tres regiones superiores, donde la materia es más
sutil pero está también presente en algún grado en las tres regiones inferiores, donde se
opone a la fuerza de Repulsión.
La Región Central es la Región del "Sentimiento". En ella el interés o la indiferencia por
un objeto o idea rompe el equilibrio en favor de una de las otras dos fuerzas, atracción o
repulsión, relegando por lo tanto al objeto o idea que engendró el sentimiento a las tres
regiones superiores o a las tres inferiores, o, según sea el caso, expulsándolo de
nuestras vidas. Una ilustración mostrará el principio que los rige y cómo esos "dos
sentimientos" son los resortes que mueven al mundo por medio de las "dos fuerzas".
Los animales y el hombre tienen cuerpos de deseos y están por lo tanto dominados por
los dos sentimientos y por las dos fuerzas. Un tigre de los juncales pasará ante un pan
con toda indiferencia. Pero sí sentirá interés por el poseedor del pan. Su interés
despertará la fuerza de atracción y tratará de matarlo. Este acto de destrucción no es, en
manera alguna, ni el fin ni el objeto del tigre, sino un paso necesario para su asimilación.
Si el tigre viera a otra fiera que estuviera tratando algo sobre lo que aquel consideraba
su botín, también le producirá interés. Pero en este caso el sentimiento de interés
despertará la fuerza de repulsión y se producirá una lucha, siendo el objeto de la misma
la destrucción del adversario. En el caso mencionado y en los casos en los que los
deseos animales del hombre son factores integrantes, esos dos sentimientos y esa duple
fuerza opera análogamente, pero hay una diferencia en la composición del cuerpo de
deseos del hombre y del animal.
El cuerpo de deseos de un animal está compuesto solamente por materia de las cuatro
regiones inferiores del Mundo del Deseo. De ahí que sea incapaz de sentir más que
deseos animales de alimento , defensa o análogos. Un santo sentiría agudos
remordimientos por haber expresado inadvertidamente alguna palabra dura e hiriente; los
tigres permanecen tranquilos, sin el menor sentimiento por haber obrado mal, aunque
maten diariamente. La razón es que el cuerpo de deseos del hombre está compuesto de
materia de todas las siete regiones del Mundo del Deseo, así que es capaz de sentir más
sutil y elevadamente que el animal, en cierto sentido. Otra ilustración aclarará el punto:
Tres hombres van caminando por una carretera, Ven a un perro enfermo, cubierto de
llagas, sufriendo evidentemente dolores intensísimos y hambre.
Esto es evidente para los tres hombres; es lo que testimonian sus sentidos. Ahora viene
el "sentimiento". Uno se queda "indiferente" y sigue su camino sin preocuparse,
abandonando al perro a su destino. No sucede así con los otros. Ambos se interesan y se
quedan; pero este sentimiento de interés se manifiesta de distinta manera en los dos
hombres.
El interés de un hombre es de simpatía, de auxilio impeliéndolo a cuidar al pobre animal,
para mitigar sus dolores y restaurar su salud. En él, el "sentimiento de interés" ha
despertado la "fuerza de atracción'.
El interés del otro hombre es de naturaleza opuesta. Ve nada más que un objeto
asqueroso, que ofende su sentido estético y desea librar al mundo de tal ruina tan pronto
como sea posible; desea matar al animal y quemarlo. En él, el "sentimiento de interés" ha
engendrado la "fuerza destructivo de repulsión".
De esta manera vernos que toda acción o refrenación (que no es más que una acción
negativa) es debida a los dos sentimientos. El Interés que pone en acción a una de las
dos fuerzas, Atracción o Repulsión, y la Indiferencia que simplemente corta toda relación
o idea con el objeto a que va dirigida. Si nuestro interés por un objeto o idea genera
repulsión, eso, por supuesto, hará que lo expulsemos de nuestras vidas, pero, hay una
gran diferencia en la acción de la fuerza de repulsión y el sentimiento de indiferencia.
Vernos, pues, que un cuerpo denso formado por la sustancia de la Región Química,
animado y vitalizado por el cuerpo vital compuesto por los éteres de la Región Etérica,
recibe el incentivo para la acción del cuerpo de deseos, un incentivo que los animales
siguen absolutamente, pero que en el hombre esta reprimido por otro factor, por cuya
razón a veces se ve obligado a obrar contra sus deseos. Si no hubiera otros dominios en
la Naturaleza
El Mundo del Pensamiento
Debe ser tenido en cuenta este Mundo para poder explicarnos al hombre. De su
substancia se forma la mente para obrar como freno de los impulsos del cuerpo de
deseos, indicando la contraria a los impulsos de los dos sentimientos, debido amplio
punto de vista alcanzado por la razón.
El Mundo del Pensamiento se compone también de siete regiones en las que la materia
está clasificada de acuerdo con su densidad y calidad; además está dividida en dos
secciones principales: la "Región del Pensamiento Concreto" y la "Región del
Pensamiento Abstracto".