Los que saben que Dios está entronizado en el corazón
humano, están destinados a hacerse semejantes a Él, son inmortales.
Libro de Urantia.
Pág.1449
“La carrera mortal, la evolución del alma, es no tanto
un período de prueba, como un período de capacitación. La fe en la supervivencia de los valores
supremos es el corazón de la religión, la experiencia religiosa genuina,
consiste en la unión de los valores supremos y de los significados cósmicos como
una realización de la realidad universal”1219.
“La vida humana continúa, sobrevive, porque tiene la
función universal de encontrar a Dios.
El alma del hombre, activada por la fe, no puede menos que alcanzar esta
meta de su destino. Cuando ha logrado
esta meta divina, no puede tener fin, porque ha llegado a ser como Dios, eterna”
1460.
Esta vida terrenal es nuestra
maestra, en la medida que aprendamos las lecciones que a diario nos da, nuestra
alma irá creciendo y desarrollándose como un embrión, que recién con la muerte física del ser
humano, podrá en verdad nacer a la existencia espiritual en la cual le
corresponde vivir, nuestros esfuerzos espirituales y nuestras acciones volitivas
le habrán permitido alzar el vuelo hacia los mundos de estancia.
“Siempre y cuando el alma moroncial evolutiva
del hombre se sature de verdad, belleza y bondad de la conciencia de Dios, el
ser resultante, se volverá indestructible.
En cambio, si no hay supervivencia de los valores eternos en el alma
evolutiva del hombre, la existencia mortal no tiene significado, la vida misma
es una ilusión trágica. Es por siempre
verdad que: lo que comenzáis en el tiempo, lo terminaréis indudablemente en la
eternidad...siempre que valga
la pena terminarlo”
1219.
“Dios es nuestro Padre, la tierra es nuestra madre y el
universo es nuestra cuna. Sin Dios, el
alma está prisionera, conocer a Dios es la liberación del alma. Por la meditación sobre Dios, por la unión
con Él, viene la liberación de las ilusiones del mal y la salvación última de
todas las cadenas materiales. Conocer a
Dios es cortar las ataduras de la muerte.
Los que saben que Dios está entronizado en el corazón humano, están
destinados a hacerse semejantes a Él, son inmortales. El mal debe quedar atrás en este mundo, pero
la virtud sigue al alma a los cielos” 1449
yolanda
silva solano
yosis282@gmail.com