¿Ha comprendido usted el punto principal de nuestra lección del mes pasado sobre el simbolismo de
la Rosa Cruz, la cruz de la Enseñanza de la Sabiduría del Occidente? Es simplemente la "pureza de la
generación".
Los Guías superiores de la humanidad siempre, señalan o prescriben el mejor método conducente al
desarrollo, de cada raza; señalando distintas religiones para las masas, y métodos diversos para los
vanguardistas. El estado populoso del lejano Oriente demuestra una indulgencia universal sin restricción de
las pasiones por parte de nuestros hermanos más jóvenes, los chinos y los indios. Por eso los Maestros de la
Sabiduría del Oriente prescriben el celibato a sus discípulos como medio de control sobre las pasiones.
En el Occidente las condiciones son más complicadas y peligrosas. Aquí las esclusas de la pasión
están en gran medida cerradas; no por razones de la santidad del acto generativo, sino por egoísmo y por una
necesidad de economía imaginaria. Este método conduce con frecuencia a una insidiosa, perversión y a
prácticas disolutas. Si la pasión no fuera tan fuerte, este método podría realmente ser la causa del suicidio de
raza. Exigirle a un aspirante nacido bajo tales condiciones, que viva la vida del célibe, seria lo mismo que
despertar en él con más fuerza el incentivo del egoísmo y de la suficiencia propia; así es que es considerado
como un mérito el que un estudiante de la Escuela de Misterios del Occidente se case y continúe viviendo
una vida de castidad.
Ha sido un detrimento para el mundo Occidental, el que varias sociedades hayan promulgado en él
las doctrinas del Oriente - el celibato entre otras -, y me produjo un grave pesar cuando uno de los directores
de una de esas sociedades deploraba el que se hubiese casado uno de sus conferenciantes y explicaba lo
mucho que les agobiaba el que la esposa se hallaba próxima a dar a luz. Como los años trajeron a la familia
nuevos miembros, la sociedad le ha relegado a la vida privada desde entonces.
Lo contrario precisamente de lo que habría ocurrido con los discípulos de la Escuela Occidental.
Estos son altamente considerados si están dispuestos voluntariamente a dar un cuerpo y su hogar a uno o
más espíritus que están aguardando el renacimiento, siempre que, como es lógico, vivan una vida de casto
amor conyugal durante los intervalos.
Así es que mientras el alma más joven y más débil del Oriente se ve ordenada por sus compasivos
Maestros, quienes adoptan un espíritu de resignación corderil, el que sean célibes y huyan de la tentación, al
espíritu más viejo del Occidente se le permite probar sus fuerzas mediante la convivencia conyugal y que
oportunamente lleven a cabo una inmaculada concepción, tal como la simboliza la casta y bella rosa que
esparce su simiente sin pasión y sin avergonzarse.
Ahora está naciendo una nueva raza. Hombres y mujeres cristianos de pensamientos puros van
despertando cada vez más ante las demandas de los que están por nacer. Celebremos el aniversario del
nacimiento de nuestro Salvador por medio de la oración para que pronto sean generalizadas las condiciones
de pureza, y que todas las criaturas sean "bien"- nacidas. Por último, cada uno de nosotros, enseñemos,
oremos y vivamos esta doctrina.