El mal es la elección
inmadura y el desliz irracional de los que se resisten a la bondad, rechazan la
belleza y traicionan la verdad, amarados por la ignorancia.
Libro de Urantia. Pág. 1429
El mal es la ausencia del bien, pero puede ser aminorado y también
transmutado por la presencia del bien, porque ambos son energías que emergen de
nuestra mente. Mediante técnicas especiales de una mente consciente, es
posible canalizar la energía en forma adecuada, de tal manera que influya
positivamente en vez de causar los estragos del mal.
Esto es fácil de comprobar en los trastornos energéticos del cuerpo, que
afectan tanto la salud mental como la física, porque en verdad “somos lo que pensamos” todo está en nuestra mente, la cual aunque “no es de evolución física, depende por completo
de la capacidad cerebral” 670 y de nuestro estado de conciencia que nos permite ir más allá de lo
aparente, para llegar al significado de los acontecimientos.
Convenzámonos
con nuestras vibraciones de amor, paz, armonía y el poder de nuestra mente
podemos forjar el futuro que nuestros hijos merecen y nietos merecen.