No es suficiente el no hacer el mal, es preciso
hacer el bien,
Libro de Urantia, Pág.1572
Últimamente, hemos estado propensos a sentir esa emoción tan paralizante
que es el temor, pues la globalización nos está mostrando sus caras negativas.
El despertar de los pueblos ante la injusticia social que abruma a tantos y que
algunos piensan que con la destrucción y el odio pueden solucionar sus
problemas, ignorando que el odio nada engendra porque sólo el amor es fecundo.
Como si todo esto fuese poco, ahora nos vemos enfrentados a un virus que
con justa razón ha preocupado a todos los gobiernos y los ha obligado a tomar
precauciones extremas para evitar que el contagio se transforme en pandemia.
Una cosa es ser realista para enfrentar los problemas que se presentan y
otra muy diferente es llenarnos de temor y miedo porque al hacerlo estamos
bajando nuestras defensas y le abrimos la puerta no sólo al Coronavirus, sino a
cualquiera otra enfermedad.
Nuestro deber no es sólo proteger nuestro cuerpo sino también debemos
cuidar nuestra mente y nuestra alma de los pensamientos negativos que son los
que enrarecen la noosfera es la capa mental de la tierra, ella es quién opera
en las fase primaria del aspecto psíquico del ser humano, lo cual la ciencia lo
ha comprobado por medio del electro encéfalo grama, que es quién mide las ondas
cerebrales conscientes.
Una vez más queda comprobado que
pertenecemos a un TODO indivisible pues “la salud, la eficacia mental y la
felicidad surgen de la unificación de los sistemas fiscos, mentales y espirituales”1098