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General: Melusina
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Atlantida  (Mensaje original) Enviado: 17/09/2017 01:08
Resultado de imagen para melusina

Melusina es un hada de la literatura medieval francesa, obra de Jean D´Arras, Couldrette y Thiiring von Ringoltingen, quienes recopilaron una serie de cuentos y narraciones populares ambientadas en la corte del rey Arturo.[n. 1]

Constituye el paradigma que lleva su nombre, el hada melusiniana, la cual abandona su mundo feérico para unirse a un hombre y compartir con él su vida, su fortuna y ser la madre de sus hijos, a cambio únicamente de respetar una promesa. Respeto que generalmente no se mantiene.

Melusina ha inspirado multitud de cuadros, sobre todo en su forma feérica de mujer serpiente, pero también escultMelusina era la hija mayor del rey Elinás, soberano de Albión, topónimo traducido habitualmente por Reino blanco y ubicado en Escocia.[n. 3]​ Este rey caso en segundas nupcias con el hada Presina y con ella tuvo tres hijas también hadas: la mencionada Melusina, Melior y Palestina.[2]​ Como hada melusiniana que era,[3]Presina le impuso a su marido un pacto en virtud del cual él nunca podría verla cuando pariese o criase a sus hijos. Algo que incumplió Elinás, a instancias de su hijo nacido en su anterior matrimonio. El soberano visitó a su esposa cuando esta bañaba a las niñas/hadas. Como consecuencia Persina y sus hijas desaparecieron para siempre de su vida y fueron a la isla de Avalónuras, cancionCuando las niñas crecieron en la que después sería última morada del rey Arturo usaron sus poderes de hadas y decidieron encerrar a su padre en la montaña mágica de Northumberland. Persina las acusa entonces de ser unas malas hijas, además de no mostrar compasión alguna.[4]​ Por ello lanzó a Melusina un sortilegio que la condenó a ser hada «hasta el día del juicio», salvo que un hombre se casara con ella y no la viese nunca los sábados,[4]​ para dificultar la búsqueda de marido el sortilegio de su madre contenía una segunda condena:

Melusina terminó encontrando a Raimondino, hijo del conde de Forez, en lo profundo de un bosque cuando ella iba ricamente vestida y en compañía de otras dos hadas. La mujer sujetó el caballo del muchacho con decisión y se dirigió a él sin ocultar en ningún momento su atractivo, su riqueza y sus deseos de formar una familia. Solo puso una condición: no ser vista nunca en sábado, cuando sufría su transformación corporal.[1]​ Raimondín aceptó y ambos se casaron. En Baja Edad Media los hijos no primogénitos de la nobleza solo podían aspirar a dos formas de vida: la monacal o las armas. Esta última era más libre, pero las soldadas y los botines de guerra no solían cosechar una fortuna lo suficientemente cuantiosa como para garantizar un retiro cómodo, además la vida entre los hombres de armas solía ser muy solitaria por la pérdida progresiva de compañeros, reemplazados por otros más jóvenes. Asimismo, las mujeres monógamas han debido lidiar con la hipergamia: «tener sangre azul, ser rica o ser muy inteligente, es un hándicap a la hora de encontrar marido».[5]

El hada cumplió con su parte y del matrimonio nacieron diez hijos, todos con alguna deformación.[n. 4]​ Durante el primer año de casados, Melusina también emprendió la construcción de varios castillos y fortalezas, contribuyendo a la pujanza y el esplendor de la familia Lusignan.[4]​ Sin embargo, su marido incumplió la promesa nupcial. Un sábado, empujado por la curiosidad incitada en parte por su hermano, Raimondin abrió con su espada un agujero en la puerta tras la que se bañaba Melusina. La vio muy blanca, muy bella, pero también observó como salía de la tina su cola de serpiente.[1]

El descubrimiento no supuso el final del matrimonio, si le resultó muy doloroso al marido, pero siguieron juntos hasta que uno de los hijos quemó un convento y causó la muerte de varias personas. Llevado por la ira, Raimondin no guardó más el secreto y culpó a su mujer del hecho, achacándola el comportamiento del hijo a su naturaleza serpentiforme. Tras ese arrebato, Melusina abandonó el hogar y su marido para siempre, pero siguió volviendo al castillo para amantar a sus hijos pequeños, así ellos también disfrutaron de su magnífica leche y crecieron igual de bien formados que sus hermanos.[1]​ Al final, salvo uno que optó por la vida religiosa, todos ellos se casaron y llegaron a ser reyes o, al menos, señores de la alta nobleza.









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De: LILIAN Enviado: 21/09/2017 06:55


 
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