|
~~CATECISMO~~: EL CANTO Y LA MUSICA EN LA LITURGIA
Elegir otro panel de mensajes |
|
De: Atlantida (Mensaje original) |
Enviado: 01/07/2018 01:56 |
“La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro
de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones
artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las
palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia
solemne… La Música Sacra, Por consiguiente, será tanto más santa cuanto
más íntimamente se halle unida a la acción litúrgica…Además, la Iglesia
aprueba y admite en el culto divino todas las formas de arte auténtico,
siempre que estén adornadas con las debidas cualidades.” (SC 112)
“La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios
divinos se celebran solemnemente con canto y cuando en ellos intervienen
los ministros sagrados y el pueblo también participa activamente.” (SC 113)
GENERALIDADES
La Celebración (vista como la liturgia en cuanto acción) es una
categoría fundamental para definir a la Liturgia como acción
representativa y actualizadora del Misterio de Cristo y de la historia
de la salvación. Esta acción litúrgica (celebración de la fe) tiene
cuatro componentes: el acontecimiento que motiva la celebración (evocado
por la Palabra de Dios), la asamblea celebrante (la Iglesia como sujeto
de la acción), la acción ritual (respuesta a la palabra de Dios a
través del canto y la oración: Plegaria Eucarística) y el clima festivo
(lugar, tiempo, signos y símbolos) que lo llena todo.
En este tema estudiaremos el primer modo de respuesta a la Palabra de
Dios, el canto. Junto al canto es preciso tratar de la música, que no
sólo lo acompaña, sino que tiene, ella sola, una función en la
celebración.
EL CANTO EN LA BIBLIA Y EN LA LITURGIA
El canto es una realidad religiosa en toda la Biblia y, particularmente
en todo los Evangelios. El propio Señor acudía a la sinagoga según su
costumbre (cf. Lc 4, 16) y allí tomaba parte en el canto de los salmos.
En la Última Cena cantó los himnos del rito pascual (cf. Mt 26, 30).
Veamos brevemente como se manifiesta el canto en la Biblia y a través de testimonios en la Historia.
-
Espiritualidad bíblica
El canto en la Biblia está precedido por el reconocimiento de la
presencia de Dios en sus obras de la creación y en sus intervenciones
salvíficas en la historia. El ejemplo más acabado son los salmos, que
abarcan todas las formas de expresión sonora, desde el grito y la
exclamación gozosa hasta el cántico acompañado de la música y la danza
(cf. Sal 47,2.7; 81,2; 98,4.6, etc.). La invitación al canto es
frecuente al comienzo de la alabanza (cf. Ex 15,21; Is 42,10; Sal
105,1), adquiriendo poco a poco connotaciones mesiánicas y
escatológicas, al aludir al cántico nuevo que toda la tierra debe
entonar (cf. Sal 96,1) cuando se cumplan las magníficas promesas del
Señor (cf. Sal 42,10; 149,1). Este cántico se ha iniciado en la victoria
de Cristo sobre la muerte, siendo cantado por todos los redimidos (cf.
Ap 4,9-14; 14,2-3, 15,3-4).
La Iglesia primitiva continuó la práctica sinagogal del canto de los salmos y de otros himnos: «Llenaos
más bien del Espíritu y recitad entre vosotros salmos, himnos y
cánticos inspirados; cantad y salmodiad (celebrad) en vuestro corazón al
Señor, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre
de nuestro Señor Jesucristo.» (Ef. 5,18b-20; cf. Col. 3,16); «Sufre alguno entre vosotros? Que ore. Está alguno alegre? Que cante salmos.» (St 5,13). En Corinto cada uno llevaba su salmo a la reunión, de forma que San Pablo advierte que «se hagan para edificación de todos».
-
Testimonio de la historia
A comienzos del siglo II los cristianos se reunían antes del amanecer
“para cantar un himno a Cristo, como a un dios” (cf. Plinio, El joven,
Ep. X, 96,7). En la época patrística los testimonios sobre el canto
litúrgico se multiplican. He aquí un ejemplo significativo: «Cuando
siento que aquellos textos sagrados, cantados así, constituyen un
estímulo más fervoroso y ardiente de piedra para nuestro espíritu que si
no se cantaran. Todos los sentimientos de nuestro espíritu, en su
variada gama de matices, hallan en la voz y en el canto de sus propias
correspondencias o modos. Excitan estos sentimientos con una afinidad
que voy calificar de misteriosa» (cf. S. Agustín, Confes. X, 33,49).
Sin embargo No todos los Santos Padres fueron unos entusiastas del
canto en la liturgia. Algunos como San Juan Crisóstomo, fueron muy
críticos, por entender que la música era un factor de dispersión y un
halago de los sentidos. En la Edad Media Santo Tomás se muestra un tanto
cohibido al defender el canto litúrgico (cf. S Th II-II, q. 91, a.2).
Estas actitudes manifiestan que en la Iglesia siempre ha existido una
preocupación muy grande por el carácter auténticamente religioso y
litúrgico del canto y de la música en el interior de las celebraciones.
Los últimos y mas notables ejemplos son el motu propio Tra le Sollecitudini de San Pío X (22-XII-1903), la encíclica Musicae Sacrae disciplina de Pío XII (25-XII-1955), la instrucción sobre la Música Sagrada de la Sagrada Congregación: (3-IX-1958) y la Constitución Sacrosanctum Concilium
del Vaticano II (4-XIl-1963), que dedica el capítulo VI a la música.
Este documento significa la culminación de todo un movimiento de
restauración del canto gregoriano y de renovación del canto popular
religioso.
Después del Vaticano II se produjo el fenómeno de la proliferación de
una música muy difícil de enjuiciar todavía desde el punto de vista de
los criterios litúrgicos y pastorales del canto y de la renovación en la
liturgia. Entre los documentos postconciliares dedicados a la
renovación de la liturgia hay que citar la Instrucción Músicam Sacram del 5-III-1967, siendo muy numerosos los que se han ocupado del canto y de la música de una manera puntual.
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 3 de 3
Siguiente
Último
|
|
LOS VALORES DEL CANTO DE LA LITURGIA
Aunque casi nunca surge la pregunta ¿por qué cantamos en nuestra celebraciones?, es bueno dar razones sobre esta actitud.
-
El canto expresa y realiza nuestras actitudes interiores.
Expresa las ideas y los sentimientos, las actitudes y los deseos. Es un
lenguaje universal con un poder expresivo que muchas veces llega a donde
no llega la sola palabra. En la liturgia el canto tiene un función
clara: expresa nuestra postura ante Dios (alabanza, petición) y nuestra
sintonía con la comunidad y con el misterio que celebramos.
-
El canto hace comunidad. El canto pone de manifiesto de un modo
pleno y perfecto la índole comunitaria del culto cristiano. Cantar en
común une. Nuestra fe no es sólo asunto personal nuestro: somos
comunidad, y el canto es uno de los mejores signos del sentir común.
-
El canto hace fiesta. El valor del canto es el de crear un
clima más festivo y solemne, ya sea expresado con mayor delicadeza la
oración o fomentando la unidad. “Nada más festivo y más grato en las
celebraciones sagradas, exprese su fe y su piedad por el canto” (MS 16).
-
La función ministerial del canto. La razón de ser de la música
en la celebración cristiana le viene de la celebración misma y de la
comunidad celebrante. La música y el canto tienen dos puntos de
referencias: el ritmo litúrgico y la comunidad celebrante. El canto
sirve “ministerialmente” al rito celebrado por la comunidad.
-
El canto, sacramento. Dentro de la celebración, el canto y la
música se convierten en un signo eficaz, en un sacramento del
acontecimiento interior. Dios habla y la comunidad responde con fe y con
actitudes de alabanza; se encuentran en comunión interior. El canto es
un verdadero “sacramento”, que no sólo expresa los sentimientos íntimos,
sino que los realiza y los hace acontecimiento.
|
|
|
|
FUNCION MINISTERIAL DEL CORO
El coro es ministerialmente un elemento importante para la
participación litúrgica en general y para el canto del pueblo en
concreto. Todo depende de que se plantee bien su función. No se trata de
un coro que suplica o suplante el canto del pueblo asumiendo en
solitario las funciones que corresponde a la asamblea. Pero sí de un
coro que enriquezca el canto del pueblo que, creando espacios de
descanso, fomente la contemplación del ministerio, que ayude a dar un
color más propio a cada una de las celebraciones y que finalmente anime
el canto de toda la asamblea. Entonces, ¿cuáles serán las facetas del
coro?.
-
Enriquecer el canto del pueblo (con facilidad).
-
Crear espacios de descanso que fomenten la contemplación.
(el silencio es la llave para la escucha de la voz del Señor).
-
Dar un colorido más propio a cada una de las celebraciones del año litúrgico.
-
Animar el canto de la asamblea.
EL SALMISTA Y SU MINISTERIO EN LA LITURGIA
Quién es el salmista
El salmista había sido un personaje entrañable en los primeros siglos.
Se apreciaba su arte musical, hecho de técnica y de fe. Cantilando las
estrofas del salmo, para que la comunidad intercalara a cada una su
respuesta cantaba, creaba un clima de serena profundización. El Papa San
Dámaso habla del “placidum modulamen” del salmista en sus misas;
una modulación plácida que infundió serenidad y contribuían a que
fueran penetrando los sentimientos del salmo en los espíritus de los
fieles.
Hoy se quiere recuperar este ministerio.
El salmista es guía y maestro de oración poética y cantada.
Un buen salmista canta desde dentro (desde la fe).
“…Al salmista corresponde proclamar el salmo u otro canto bíblico
interleccional. Para cumplir bien con este oficio, es preciso que el
salmista posea el arte de salmodiar y tenga dotes para emitir bien y
pronunciar, con claridad…” (I.G.M.R. 67). En esta cita observamos que el ministerio de salmista es un muy especial y requiere preparación.
Podemos afirmar que el salmista es uno de los ministerios más ricos,
pues es desde la liturgia donde Cristo se hace presente como cabeza de
su Cuerpo, Mediador entre Dios y los hombres, y con nosotros canta las
alabanzas a “nuestro” Padre.
|
|
|
|
|
|
|
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados | |
|
|