Soy uno con el Cristo, capaz de lograr cualquier meta.
En todos nosotros yace un potencial ilimitado. ¡Verdaderamente somos uno con el Infinito! Si alguna vez dudo de mi potencial, enfoco mi atención en el Cristo en mí, la semilla de perfección divina. Afirmo: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Con esta seguridad, acojo las posibilidades ilimitadas ante mí. Gracias al poder del Cristo morador, alcanzo mi mayor bien. El potencial inherente en cada uno de nosotros es un regalo inapreciable. Reconozco dicho potencial divino en todas las personas, y animo a quienes conozco y amo a que presten atención a los deseos de sus corazones. El Cristo morador es la fuente de nuestros dones espirituales.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.—Filipenses 4:13
Escrito por Laura Harvey