Las voluptuosas formas dieron paso a una silueta dura y
angulosa. El look de la posguerra a la Segunda Guerra Mundial era el
traje sastre de cinturas estrechas, faldas rectas y largas que creaban
una figura sutil que sacrificaba las curvas femeninas. La monótona
uniformidad de los tiempos de guerra se reflejaba en los trajes de
severo corte militar, se dejaron de usar los chales tradicionales para
sustituirlos por los sacos y hombreras amplias.