La Clivia miniata es resistente y fácil de cuidar, lo que la
hace perfecta para iniciarse en las plantas de interior. Ofrece una
vistosa floración anual –generalmente en primavera–. Sus hojas son
anchas y gruesas de un color verde oscuro y su flor puede ser anaranjada
o amarilla. No necesita mucha luz para prosperar, pero siempre agradece
más estar en estancias luminosas –sin sol directo–. El riego debe ser
moderado y hay que evitar encharcar la tierra.