Hoy te doy las gracias
Gracias a ti hoy sé que mis logros me pertenecen
y que mis sueños no tienen fecha de caducidad.
Y cuando más pequeña me he sentido, más me has acurrucado,
llenando con tus besos el vacío que la desesperación provocó.
Gracias por colmarte de paciencia a la hora de hacerme ver mis errores
y por tener esa fuerza sobrehumana con la que siempre
consigues descargar mi espalda para que no sufra.
Eres mi mayor privilegio y mi mayor regalo.
Te lo mereces todo porque me has entregado
a la vida y por muchísimo más.
Es probable que no alcance a entenderlo,
pero hoy sé que por mí son tus desvelos y tus anhelos,
así como tu mayor felicidad y tu gran orgullo.
Madre e hija mirándose a los ojos
Porque has aprendido a hacer todo
con una sola mano, porque has “dormido”
con un ojo abierto hasta que has oído
que llegaba a casa después de una noche de fiesta,
porque me has dado tu trozo de pastel,
porque te has aprendido el nombre de cientos de muñecos,
porque has tenido la paciencia de conocerme
hasta saber qué es lo que pienso y siento.
Raquel Aldaña.