Cuanto he vivido, soledad o abrazo,
gozo o dolor, tristeza o algazara,
me identifica, más que me separa,
con la persona que me niega el brazo.
Es mi hermano, a pesar de su codazo,
a pesar del insulto que dispara,
o de la indiferencia que enmascara,
y que yo mismo en ocasión disfrazo.
Ramas del mismo tronco hemos nacido,
sólo nos diferencia el apellido,
aunque insistamos en diferenciarnos.
Todos copias del mismo prototipo,
aunque ignorantes de obras en equipo,
y en decidida oposición a amarnos.
Los Angeles, 18 de julio de 2009
Francisco A. Hidalgo.