Padeció el martirio en
Catania (Sicilia), probablemente en la persecución de Decio [249-251].
Desde la antigüedad su culto se extendió por toda la Iglesia y su nombre
fue introducido en el Canon romano.
Ver sermón de san Metodios: Su bondad provenía del mismo Dios, fuente de todo bien
Santa
Águeda poseía todo lo que una joven suele desear: Una familia
distinguida y belleza extraordinaria. Pero atesoraba mucho mas que todo
su fe en Jesucristo. Así lo demostró cuando el Senador Quintianus se
aprovechó de la persecución del emperador Decio (250-253) contra los
cristianos para intentar poseerla. Las propuestas del senador fueron
resueltamente rechazadas por la joven virgen, que ya se había
comprometido con otro esposo: Jesucristo.
Quintianus
no se dio por vencido y la entregó en manos de Afrodisia, una mujer
malvada, con la idea de que esta la sedujera con las tentaciones del
mundo. Pero sus malas artes se vieron fustigadas por la virtud y la
fidelidad a Cristo que demostró Santa Águeda.
Quintianus
entonces, poseído por la ira, torturó a la joven virgen cruelmente,
hasta llegar a ordenar que se le corten los senos. Es famosa respuesta
de Santa Águeda: "Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?".
La santa fue consolada con una visión de San Pedro quién,
milagrosamente, la sanó. Pero las torturas continuaron y al fin fue
meritoria de la palma del martirio, siendo echada sobre carbones
encendidos en Catania, Sicilia (Italia).
Según
la tradición, en una erupción del volcán Etna, ocurrida un año después
del martirio de Santa Águeda (c.250), la lava se detuvo milagrosamente
al pedir los pobladores del área la intercesión de la santa mártir. Por
eso la ciudad de Catania la tiene como patrona y las regiones aledañas
al Etna la invocan como patrona y protectora contra fuego, rayos y
volcanes. Además de estos elementos, la iconografía de Santa Águeda
suele presentar la palma (victoria del martirio), y algún símbolo o
gesto que recuerde las torturas que padeció (ver imagen, arriba).
Tanto
Catania como Palermo reclaman el honor de ser la cuna de Santa Águeda.
En algunos lugares, el "pan de Santa Águeda" y agua son bendecidos
durante la misa de su fiesta.
La Iglesia de Santa Águeda en Roma tiene una impresionante pintura de su martirio sobre el altar mayor.
Fuentes antiguas
Su
oficio en el Breviario Romano se toma, en parte de las Actas de latinas
de su martirio. (Acta SS., I, Feb., 595 sqq.). De la carta del Papa
Gelasius (492-496) a un tal Obispo Victor (Thiel. Epist. Roman. Pont.,
495) conocemos de una Basílica de Santa Águeda. Gregorio I (590-604)
menciona que está en Roma (Epp., IV, 19; P.L., LXXVII, 688) y parece que
fue este Papa quien incluyó su nombre en el Canon de la Misa.
Solo
conocemos con certeza histórica el hecho y la fecha de su martirio y la
veneración pública con que se le honraba in la Iglesia primitiva.
Aparece en el Martyrologium Hieronymianum (ed. De Rossi y Duchesne, en
el Acta SS., Nov. II, 17) y en el Martyrologium Carthaginiense que data
del quinto o sexto siglo (Ruinart, Acta Sincera, Ratisbon, 1859, 634).
En el siglo VI, Venantius Fortunatus la menciona en su poema sobre la
virginidad como una de las celebradas vírgenes y mártires cristianas
(Carm., VIII, 4, De Virginitate: Illic Euphemia pariter quoque plaudit
Agathe Et Justina simul consociante Thecla. etc.).
Bibliografía
-Butler, Vida de Santos, vol. IV. México, D.F.: Collier’s International - John W. Clute, S.A., 1965.
-The Catholic Encyclopedia
-Kirsch, J. P., Saint Agatha, Catholic Encyclopedia, Encyclopedia Press. 1913,
-Sgarbossa, Mario y Giovannini, Luigi. Un Santo Para Cada Día. Santa Fe de Bogotá: San Pablo. 1996.