Camino lentamente por la senda de acacias, me perfuman las manos sus pétalos de nieve, mis cabellos se inquietan bajo céfiro leve y el alma es como espuma de las aristocracias.
Genio bueno: este día conmigo te congracias, apenas un suspiro me torna eterna y breve... ¿Voy a volar acaso ya que el alma se mueve? En mis pies cobran alas y danzan las tres Gracias.
Es que anoche tus manos, en mis manos de fuego, dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego, llenóseme la boca de mieles perfumadas.
Tan frescas que en la limpia madrugada de Estío mucho temo volverme corriendo al caserío prendidas en mis labios mariposas doradas.
Alfonsina Storni
|