Durante el reinado de Felipe II en España, se produjo una fuerte inflación en la península que provocó que la moneda de ocho reales de la metrópoli, redujese su valor a la mitad del de las monedas de ocho reales de las colonias americanas, llamadas pesos.
Esto hizo que el peso americano fuese conocido como peso fuerte o peso duro, cosa que caló tanto que las monedas acuñadas en Girona en 1808 fueron llamadas duros de plata. Eran octogonales y tenían un valor de cinco pesetas. Así, desde entonces, las monedas de 5 pesetas pasaron a llamarse popularmente duros.