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General: COSAS DE MADRID
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: mar luarca7  (Mensaje original) Enviado: 26/09/2011 18:42
Casas Palacios

Casa de las Siete Chimeneas. Plaza del Rey, 1, c/v Calle de las Infantas, 31.
Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil del siglo XVI que quedan en Madrid. Fue proyectada y construida entre 1574 y 1577 por el arquitecto Antonio Sillero para Pedro de Ledesma, secretario de Antonio Pérez. En 1583, la casa fue adquirida por el comerciante genovés Baltasar Cattaneo. Tres años después este genovés mandó al arquitecto Andrea de Lurano realizar la primera ampliación del inmueble, resultando un caserón de planta rectangular, de dos alturas y un tejado a cuatro aguas rematado por siete chimeneas. De estas chimeneas le viene el nombre a la casa.
En el siglo XVIII su nueva función de residencia se amplió el antiguo caserón con la construcción de un edificio anexo, transversal, resultando en conjunto una planta en forma de «L». Durante esta época también fue residencia del famoso Marqués de Esquilache.
De nuevo en 1874 el arquitecto Agustín Ortiz de Villajos realizó una nueva reforma, en 1881, el arquitecto Manuel Antonio Capo emprendió la reforma de las fachadas y restauró la casa devolviéndola su aspecto original, sin que ello implicara transformar profundamente las construcciones que se habían ido añadiendo a la antigua casa.
Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1948 y fue otra vez reformada en 1957 por los arquitectos Fernando Chueca Goitia y y José Antonio Domínguez Salazar. Desde la década de 1980 hasta la actualidad es sede del Ministerio de Educación y Cultura.

Palacio del Cordón. Plaza del Cordón, 1.
Algunos autores y arquitectos han considerado que este palacio barroco fue construido durante los dos primeros tercios del siglo XVIII. Sin embargo, gracias a un estudio de las licencias municipales que se conservan en el Archivo de Villa, hoy podemos saber que fue en 1692 cuando el ayuntamiento dio licencia a Cristóbal de Alfaro para construir unas casas en la entonces calle de Tentetieso, hoy calle del Doctor Letamendi. Es un edificio que presenta dos alturas y planta baja en su parte frontal, mientras que gana altura en los laterales para salvar el desnivel de las calles del Doctor Letamendi y del Cordón. Es de trazas sencillas y equilibradas, con un gusto por la simetría en la disposición de vanos, balcones y rejerías. El conjunto esta centrado entorno a una sencilla portada que sirve de eje y en la que destacan las características `orejetas` típicas del barroco madrileño. Entre los personajes ilustres que lo habitaron figuran los políticos Manuel Becerra y Alberto Aguilera, este último alcalde de Madrid.

Casa Palacio del Conde de Miranda. Plaza del Conde de Miranda, 1.
Compartiendo manzana con la Basílica Pontificia de San Miguel, se encuentra esta casa palacio que se construyó en el siglo XVIII para residencia del Conde de Miranda del Castañar. Esta casa palacio, bastante tosca en su aspecto exterior, presenta la típica estructura de las residencias y casas solariegas de la nobleza, con la planta baja adecuada para las dependencias domésticas y de los criados y la planta principal destinada a albergar la propia residencia. Previamente a su construcción el conde tuvo que adquirir las dos casas que había en el solar, una de ellas la compuso con una carga fiscal de 1500 maravedíes en 1733 y la otra la adquirió sin carga fiscal, pues había sido liberada en 1652 por Lorenzo de Mendoza y Juana de Castilla.

Casa Palacio Domingo Tres Palacios. Plaza de Ramales, 3, c/v Calle de la Cruzada, 4, c/v Calle de Santiago, 15.
Este palacio fue construido en 1768 por el arquitecto Andrés Díaz Carnicero para residencia de Domingo Trespalacios, constituyendo otro ejemplo más del auge de la arquitectura civil y residencial del siglo XVIII madrileño.
Se trata de un edificio de planta poligonal compuesto por tres alturas sobre sótano y provisto de un gran patio y tres fachadas en las que cabe destacar la simetría de los huecos y sus balcones curvilíneos.
Después de la Guerra Civil se estableció en la planta baja del edificio la sede del Colegio Oficial de Arquitectos hasta 1941, pues un año antes de su traslado el palacio fue objeto de una profunda remodelación, realizada por el arquitecto José Antonio Fraile Ruiz de Quevedo, con el fin de transformarlo en un edificio de viviendas y oficinas. Con posterioridad una nueva reforma se centró en conseguir una mayor integración del inmueble con su entorno, empleándose técnicas de enfoscado en las fachadas que permitieran simular la sillería de las antiguas construcciones.

Casa Palacio de Elduayen.

Calle de Fomento, 11, c/v Calle de Torija, 7.
Fue construida sobre un solar que hacía esquina entre las calles de Fomento y Torija, donde estuvo la residencia del Marqués de Cañizares, Conde de Luna de Aragón, y en el siglo XVIII del Marqués de la Regalía. La casa palacio actual no se sabe a ciencia cierta cuando se construyó, pero es probable que se edificara durante la primera mitad del siglo XIX, ya que por su composición arquitectónica se está más cerca de construcciones palaciegas y aristocráticas de finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.
Este edificio de estilo clásico está compuesto por sótano y tres cuerpos en altura que presentan una acusada simetría en la disposición de los vanos y los balcones. La armonía de la fachada, realizada en ladrillo, se completa con las decoraciones en piedra blanca que se disponen en las líneas de imposta que separan los diferentes cuerpos del edificio y con unos elegantes balcones situados en el piso principal que se decoran con motivos barrocos.

Casa Palacio de Isla Fernández. Plaza de San Martín, 4.
En 1850 el arquitecto Manuel Heredia y Tejada construyó esta casa palacio para uso residencial, con planta rectangular, con dos alturas sobre planta baja y organizada en torno a tres patios, dos laterales y uno en la parte posterior. Este inmueble es un ejemplo importante de la arquitectura palaciega y de la estética del periodo isabelino, destaca la simetría y el rigor clasicista en la composición de la fachada, compuesta por enormes pilastras e idéntica disposición de vanos y balcones en el primero y segundo piso, y por arcos de medio punto en la planta baja. Diez años después el edificio fue ampliado en altura por el arquitecto Manuel Martínez Puchol y con el tiempo fue destinado a diversos usos. HHasta el año 2005, albergó la sede de la Cámara de la Propiedad Urbana de Madrid.

Casa Palacio del Marqués de Cerralbo. Calle de Ventura Rodríguez, 17.
Situado en pleno barrio de Argüelles, fue mandado construir como residencia personal de Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, y notable coleccionista de armas y cuadros.
Su construcción se realizó entre 1884 y 1885 bajo la dirección del arquitecto Alejandro Lureda, resultando un palacio clasicista, con reminiscencia de los palacios italianos de estilo neo-palladiano, con jardín y mirador.
Tras la muerte del marqués en 1922, y en virtud de una donación, en 1924 fue convertido en Museo. De este modo, en sus diversas estancias como el salón de baile, la sala de billar, o el comedor de gala, se pueden observar numerosos objetos y obras de arte, como lámparas venecianas, porcelanas de Meissen, pinturas del Greco, Ribera, Murillo, Zurbarán  y Alonso Cano entre otros, así como multitud de tapices, arcones, bargueños, y una notable colección de armas y armaduras, de los que buena parte pertenecieron a la colección particular del marqués. Después de la Guerra Civil, el edificio fue restaurado por el arquitecto Fernando Chueca Goitia. En 1962 fue declarado Monumento Nacional.

Palacio de la Infanta Isabel. Calle de Quintana, 7.
Situado sobre un solar de gran extensión en el barrio de Argüelles, fue construido en el último cuarto del siglo XIX como palacio de don José Manuel de Cerragería y Gallo de Alcántara, conde de Cerragería. Sin embargo, el edificio es más conocido por albergar a partir de 1902 la residencia de la infanta doña Isabel de Borbón, hija de Isabel II y popularmente conocida como la «Chata».
El palacio, de planta rectangular y organizado entorno a un patio central, fue uno de los edificios de la ciudad construidos con mejores materiales y mayor esmero. Además, tras fijar en él su residencia la Infanta Isabel, fue reformado y decorado por varios de los artistas más importantes del momento. En este sentido destaca el espléndido mural de la sala de visitas realizado por José Gamelo, y que representa la proclamación en Segovia de los Reyes Católicos, y sobre todo la magnífica escalera de acceso al palacio, realizada por Mariano Benlliure.
Tras la proclamación de la República el 14 de Abril de 1931, la Chata, como el resto de la Familia Real partió al exilio, el palacio fue cerrado y quedó abandonado, con lo que empezaron a aparecer síntomas de deterioro que se agravaron notablemente durante los años de la Guerra Civil, pues al estar cerca del frente sufrió importantes daños y destrozos.
En 1941, tras la muerte de Alfonso XIII, la Familia Real vendió el palacio al Ejército del Aire, quien lo restauró e instaló en él las dependencias del Cuartel General del Mando Aéreo del Centro, y de la Jefatura de la Primera Región Aérea del Ejército del Aire, función que actualmente continúa desempeñando.

Palacio Longoria. Situado este edificio en la calle de Fernando VI, es conocido hoy en día por albergar a la Sociedad General de Autores y Editores. Este magnífico palacio modernista fue construido por el arquitecto catalán, discípulo de Gaudí, José Grases Riera, entre 1902 y 1903 como Casa-Palacio del financiero y político Javier González Longoria.
El edificio, que fue levantado sobre un solar de esquina cuadrado, está compuesto por dos cuerpos rectangulares unidos mediante un torreón cilíndrico situado en la esquina. En el exterior destaca la fachada, embellecida por multitud de formas sinuosas muy al estilo catalán, entre las que resaltan los nervios, la decoración vegetal y las rejerías. Pero sin ninguna duda lo más bello del edificio es la escalera principal situada en el interior, construida de hierro, bronce y mármol, que constituye una auténtica joya del modernismo madrileño.
El 8 de marzo de 1950 fue adquirido por el compositor Jacinto Guerrero como presidente de la Sociedad General de Autores y Editores, cuya sede central continúa hoy en día albergando.

Palacio Bermejillo. Situado en la calle Eduardo Dato, fue construido entre 1913 y 1916 por el arquitecto Eladio Ladero, como residencia de don Javier Bermejillo del Rey, marqués de Bermejillo.
Realizado en un lenguaje cercano al neoplateresco, se trata de un palacete de tres pisos levantado sobre una planta en forma de cuadrilátero irregular, estructurada en torno a un patio cubierto. En el exterior destaca la fachada principal -flanqueada por dos torreones- así como la galería de arcos de medio punto del piso superior, de estilo renacentista. Del interior lo más destacado es su decoración, sobre todo de los artesonados de madera, de las cerámicas de Talavera y Sevilla empleadas en zócalos y suelo, así como la rejería.
Desde su construcción el edificio ha pasado por muy diversos usos, hasta que el 6 de Febrero de 1964 fue adquirido por la Dirección General del Patrimonio del Estado, que lo destinó a sede de la Dirección General del Patrimonio Histórico.
Dedicado posteriormente a Instituto Nacional de Educación Especial, y más tarde a Real Patronato sobre Discapacidad, desde 1982 alberga la sede del Defensor del Pueblo, para lo cual, fue objeto de una profunda restauración.

Casa Palacio Ricardo Augustin. Plaza de Ramales, 1.
Esta casa palacio construida entre 1920 y 1922 por el arquitecto Cayo Redón y Tapiz fue más bien el resultado de una genial ampliación y reforma de un edificio de viviendas que ya existía.
Del edificio resultante, concebido como residencia para su propietario Ricardo Augustin, destaca la ampliación en altura de dos nuevas plantas, la última de ellas concebida como un torreón de reminiscencias medievales, sin que ello supusiera alterar la simetría de la fachada.
La dificultad consistía en cómo pasar de un número par de ventanas en la fachada principal, en concreto cuatro por cada piso, a una solución final con una torre y una única ventana. Redón optó por introducir cinco huecos en el primer piso añadido, resaltando los tres centrales por medio de su integración en un único balcón. Sobre las dimensiones de este balcón se proyectarían las del torreón. Esto se reforzaría con la disposición de unos miradores sobre los aleros laterales para remarcar la silueta del nuevo edificio y se emplearía una decoración pictórica sobre estuco en el último piso y parte del torreón, a su vez, embellecido con una columnata y rematado por cubierta. El resto del edificio fue profundamente reformado y los elementos de fachada, como ventanas, balcones y ménsulas, fueron igualmente embellecidos.



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