YO FUI LA MAS CALLADA
Yo fui la más callada de todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto.
No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales, ni las sordas campanas de ancestrales reflejos; mi ruta era la música salvaje de los pájaros que soltaba a los aires mi bondad en revuelo.
No me cargaron buques pesados de opulencia, ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo; encima de los buques mi rostro aparecía silbando en la redonda sencillez de los vientos.
No pesé la armonía de ambiciones triviales que prometía tu mano colmada de destellos: sólo pesé en el suelo de mi espíritu ágil el trágico abandono que ocultaba tu gesto.
Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida. Te parecías al mar, resonante y discreto. Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos. Sobre mi tú seguiste como el sol en los pétalos.
Y caminé en la brisa de tu dolor caído con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto: tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes en inmenso río blanco corriendo hacia el desierto.
JULIA DE BURGOS
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