En 1995 y 1996, NECEF, una Organización No Gubernamental canadiense de la que Allodi
es vicepresidente, organizó un proyecto en cinco escuelas palestinas y otras tantas de su país. Sus
profesores pidieron a los alumnos, cuyas edades oscilaban entre los 5 y los 14 años, que hiciesen
pinturas de "alegría", de "tristeza", de "miedo", de su comunidad y de "qué harías si fueses el amo
del mundo".
Los 617 dibujos palestinos y los 331 canadienses fueron enviados a la citada ONG, que los
fotografió y envió a Allodi en 1998. Con una lista de variables y criterios fijados por tres médicos y
un filósofo expertos en psiquiatría, en derechos humanos y en la situación sociocultural de Oriente
Próximo, este psiquiatra español y sus ayudantes estudiaron cada pintura.
El contexto histórico de estos dos grupos de niños era bien distinto. En la memoria de los
niños palestinos de las escuelas de Jerusalén y Gaza todavía pervivían en 1996 los dramáticos
acontecimientos de los seis años de la primera Intifada, a pesar de que ya hacía tres años que el
levantamiento había terminado, ya que el 13 de septiembre de 1993 el primer ministro israelí, Isaac
Rabin, y el líder de la OLP, Yaser Arafat, habían suscrito en Washington un histórico acuerdo de
paz hoy naufragado. Al igual que ha vuelto a suceder en los últimos meses, en que ha renacido la
Intifada, durante aquellos años los jóvenes palestinos se enfrentaban con piedras al ejército israelí,
una escena muy común en los dibujos de sus niños.
Por el contrario, "el contexto histórico de los dibujos de los niños canadienses es el de una
sociedad multiétnica que afronta con gran éxito los temas de la convivencia a través de la política
del multiculturalismo", explica Federico Allodi. Las escuelas elegidas en aquel país pertenecían a
las ciudades de Toronto y Windsor y a una reserva indígena en la Columbia británica.