SI QUIERE SALIR DEL POZO DE LA TRISTEZA,
CULTIVE LA LLAMA DEL ENTUSIASMO.
Hay dos clases de personas. Las que saben sacar alegría de la vida, de lo que sucede y de lo que esperan, y los que siempre van suspirando y llorando. A veces se encuentra uno con el jefe de una empresa, el cual tiene un automóvil, excelente casa, buenísima alimentación, sueldo elevado, aprecio de la gente, y muchas personas que le obedecen y le respetan, y sin embargo este señor no hace sino quejarse de la vida y de todo lo que le ha sucedido y le está sucediendo. Se ha sumergido en el pozo de la tristeza y es mucho más infeliz que millones de pobres que no tienen dónde caerse muertos. Pero muchas veces nos encontramos también con sencillos obreros o personas de servicio que ganan solamente el sueldo mínimo. Que no poseen casa propia y tienen que viajar en vehículos públicos tremendamente repletos de pasajeros y llenos de incomodidades. Que siempre han estado bajo la sujeción de superiores y de superiores no demasiado amables ni comprensivos. Y a estos sencillos obreros, a estas personas de servicio les oímos reír y cantar. Vemos brillar sus ojos de alegría y en su conversación notamos que le encuentran sabor a la vida. ¿Cuál es su secreto? Que de la vida se han dedicado a gustar y saborear no las hieles si no las mieles. Que han encendido la llama del entusiasmo y se han salido del pozo fétido de sus tristezas. Por eso decía el sabio Salomón: "Mucho mejor es ser pobre pero lleno de alegría, que muy rico pero lleno de tristeza". Hay pobres muy ricos y ricos muy pobres.
El triste le echa siempre la culpa a los demás, y siente que de nada, está satisfecho. El alegre sabe sacar mieles de la hieles. El triste proclama que si , que el quiere hacer algo,pero que se lo impiden, la suegra, el gobierno, los vecinos, la mala salud, la mala suerte, la mala situación... El entusiasta se propone actuar aunque todos se le opongan. Sabe que "nada es imposible para el que tiene fe”.
Dr. Mervy Enrique González