Te digo. Amor, no estoy llorando,
si en mis ojos ves escarcha,
es el rocío de tus labios al besarlos.
Te digo, amor, si en las mejillas
la luz del día ensombrece,
no es la palidez de la tristeza,
es el palpitar de tus sienes
que, en mi corazón, quedaron
como aves prisioneras.
Te digo, amor, que libre eres,
el corazón, los ojos, las mejillas,
te dejan ir sin ataduras ni cordeles,
te dejan, por el amor que en ellos,
por un día, de todo tú
sin saciar, fue encarcelado.