Dios de la vida y del amor,
Padre de todos los hombres,
lleno de ternura y de misericordia:
Tú tienes proyectos de libertad y dignidad
para cada uno de nosotros.
Padre Bueno: que en tu Hijo Jesús
buscaste reunir a los hombres
de toda raza y origen, credo y cultura,
en una sola familia.
Que condenas la guerra,
y a todo poder que dañe a las personas y su convivencia:
escucha la oración de tus hijos
que reclaman justicia como única garantía
para afianzar los derechos de las naciones.
Creemos que la paz se construye con el diálogo,
creemos que la diplomacia es el mejor camino
para lograr una solución justa, humana y duradera,
a la controversia sobre la soberanía de las Islas Malvinas.
En comunión con María, Nuestra Señora de Luján,
te pedimos que los responsables de nuestros pueblos
privilegien el respeto, la sensatez histórica
y el cuidado de las personas y los pueblos,
en la negociación que tanto necesitamos.
Te encomendamos,
a quienes murieron en el campo de batalla,
a quienes al volver, no encontraron motivos para seguir viviendo,
a quienes quedaron heridos y enfermos,
a quienes con su empeño se integraron a nuestra sociedad argentina,
todavía deudora de cuidado y protección
para los excombatientes,
a todas sus familias
y las comunidades de las que forman parte.
Regala a nuestros corazones tu Espíritu Santo,
para construir en este tiempo:
días de paz y de justicia,
de libertad y de fraternidad universal.
Amén.