REFLEXION DEL ARBOL.
Tu que pasas y levantas contra mi tu brazo,
que inconscientemente me zarandeas,
antes de hacerme daño,
mirame bien!
Yo soy el armazon de tu cuna, la madera de tu barca,
la tabla de tu mesa, la puerta de tu casa,
la viga que sostiene tu techo, a cama en que descansas.
Yo soy el mango de tu herramienta, el baston de tu vejez,
el mastil de tus ilusiones y esperanzas.
Yo doy el fruto que te nutre y calma tu sed,
la sombra bien hechora que te cobija contra los ardores del sol,
el refugio bondadoso de los pajaros que alegran con su canto tus horas
y que limpian tus campos de insectos.
Yo soy la hermosura del paisaje, el encanto de tu huerta,
la señal de la montaña, el lindero del camino.
Soy el calor de tu hogar en las noches frias y largas del invierno,
el perfume que embalsama a todas horas el aire que respiras,
el oxigeno que purifica tu sangre y con ello la salud de tu cuerpo,
la alegria de tu alma;
y hasta el fin, yo soy el ataúd que te acompaña al seno de la tierra.
Por eso, tu que me miras, tu que me plantaste con tus manos,
tu que me diste el ser y que puedes llamarme hijo,
oyeme bien y no me hagas daño!..
desconosco el autor