Para mi
corazón basta tu pecho,
para tu
libertad bastan mis alas. Desde mi boca llegará hasta el cielo lo que
estaba dormido sobre tu alma. Es en ti la ilusión de cada día. Llegas como
el rocío a las corolas. Socavas el horizonte con tu ausencia. Eternamente
en fuga como la ola. He dicho que cantabas en el viento como los pinos y
como los mástiles. Como ellos eres alta y taciturna. Y entristeces de
pronto, como un viaje. Acogedora como un viejo camino. Te pueblan ecos y
voces nostálgicas. Yo desperté y a veces emigran y huyen pájaros que
dormían en tu alma. PABLO NERUDA |