Entre todos los objetos protectores destaca la cigua, amuleto hecho generalmente de azabache, también de coral o marfil, usado especialmente para proteger a los niños del agüeyamiento y se colgaba del cuello o de la muñeca. Llamado también higa, figa y puñerín por tener la forma de puño diminuto. Es una mano cerrada en la que se asoma el dedo pulgar entre los dedos índice y corazón. Esta forma de figa la hace uno con su mano, disimuladamente, cuando sospecha que alguien puede ocasionarle mal de ojo.