EL AMULETO:
Esta palabra "amuletum" aparece en Plinio por primera vez, y se la trae del árabe ( Ham창let-de hamal = llevar).
El amuleto, pues, "lo que se lleva". Y se cree de la palabra que llegó a los romanos desde Oriente en los primeros años del imperio, aunque se piensa que el uso llegó de la Caldea o de la India.
Para que sea amuleto alguna cosa, ha de ser inconsciente o impersonal, porque esto la distingue del fetiche, en el que vive un espíritu; y tener propiedades contra el mal, ya que las del talismán son de eficacia más amplia; y ser de calidad maravillosa, a diferencia del remedio simple; y tener un tamaño reducido, ya que es preciso que se lleve encima.