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notcias: Rituales de amor: al absoluto a través de Eros
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| De: o-x-loli-ta-x-o (Mensaje original) |
Enviado: 19/07/2003 00:03 |
| LA HORA-ECUADOR Quito - Viernes, Julio 18, 2003 | Rituales de amor: al absoluto a través de Eros |  | | Ambos cuerpos y ambos amantes son la expresión de la divinidad. Amándose mutuamente se regocija la vida en ellos, se despierta la energía y todo comienza a vibrar. | | Cualquier ritual profano, mágico o religioso persigue la fascinación de todos los sentidos para concentrarlos en aquello que se hace de una forma total y, al mismo tiempo evocar en la mente niveles superiores de energía y conciencia.
Es evidente que si hacemos un trabajo que nos resulta muy difícil y complicado sin prestarle toda nuestra atención, posiblemente no saldrá bien y hay riesgo de cometer errores.
Sin embargo, cuando hacemos algo muy fácil y cotidiano podemos estar pensando en otra cosa.
Así mientras comemos o hacemos el amor nuestra mente e incluso nuestros sentimientos pueden estar parcialmente ocupados en otra cosa. Problemas, preocupaciones, miedos, etc.
Si ponemos toda nuestra atención en algo difícil para que salga bien, poniendo toda nuestra atención en algo que parece fácil saldrá mucho mejor. Eso tan simple es lo que persigue cualquier ritual.
Toda la pompa, el misterio, la belleza, el ornamento y el conjunto de ritos persiguen principalmente atrapar y fascinar los sentidos y la mente, para centrarlos en lo que se hace y canalizar ahí la energía de todos los participantes en el rito.
También hay otra clase de rituales llamados mágicos donde además de la fuerza de los participantes se trata de invocar algo ajeno a ellos como el poder de la naturaleza, los espíritus ancestrales, etc.
Rituales amorosos
En la naturaleza los rituales amorosos de los animales persiguen el fin de prepararlos para su unión y, casi con exclusividad están a cargo de los machos. No es simplemente para prepararlos para una cópula que podría realizarse sin ningún ritual sino más bien para acoplar a esos dos seres, para armonizar sus energías y crear un clima apropiado.
Como en la Naturaleza todo descansa sobre el poder de lo femenino, sirve además a la hembra para elegir el macho más apropiado que, mediante sus poses o sus dotes, trata mientras tanto de seducir a la hembra y prepararla para el acoplamiento.
Los rituales amorosos entre los humanos también existen y se dan principalmente, como en los animales, al comienzo de la relación, teniendo la misma función de acoplar a ambos y fascinarlos mutuamente.
El primer ritual amoroso entre los humanos es el noviazgo y todos sus lances seductores.
No solamente sirve para que ambos se conozcan sino para incrementar su mutua fascinación, es decir, para reforzar su lazo afectivo y erótico.
El siguiente ritual importante es el de la boda, donde los amantes confirman ante la sociedad y sus dioses –si los tienen- el compromiso de su unión.
El problema es que meses o años después de todos esos rituales del enamoramiento, noviazgo y la boda, ya no queda mucho de esa fascinación inicial y los hermosos vestidos nupciales comienzan a empolvarse, dejándose de ver los esposos con ese brillo radiante de antes.
Parte de este proceso es totalmente natural y aunque también puede ser debido a la pérdida o la debilidad de su amor, no tiene por qué ser así. Puede que simplemente su relación y su amor estén llenos del polvo del camino.
Liberarse del pasado
para disfrutar del presente
Los rituales amorosos frecuentes entre esposos o compañeros tienen la virtud de desempolvar un poco los cuerpos, las mentes y los sentimientos para recuperar el brillo y el esplendor perdido, tanto en la relación en sí como en las personas en particular.
Para que sean lo más eficaces posibles tienen que cumplir con todos los requisitos del ritual y tratar de lograr la fascinación y la canalización de la mente y de todos los sentidos. Si además se quiere que sean mágicos, debe invocarse también la presencia de una energía superior y externa a los contrayentes.
Las ventajas
Primero la de acercarnos a la persona amada con la devoción y el respeto que merece, también la de hacerla más estimulante y evocar en ella, y por lo tanto en nosotros, su dimensión superior.
Así, todas las debilidades humanas que podemos ver cotidianamente en la otra persona desaparecen, al menos durante ese acto sagrado y devocional que van a practicar.
Su relación amorosa se convierte en un estímulo mutuo para el despertar de la conciencia que ambos persiguen.
Al reservar este espacio donde los amantes se ven a sí mismos como seres superiores y se desprenden mutuamente de su faceta más normal y vulgar, se crea un tipo de energía que ayudará mucho luego en la convivencia cotidiana. Naturalmente que todo depende de la regularidad y de su capacidad de mantener ese tipo de conciencia.
El Tantra y la Divinidad
El ritual amoroso tántrico insiste en que cada uno debe ver en su pareja una expresión de la divinidad, al margen de las cualidades que tenga o no.
El ritual amoroso tántrico insiste en que cada uno debe ver en su pareja una expresión de la divinidad, al margen de las cualidades que tenga o no.
Cuando la idealización es recíproca, ambos amantes canalizan su energía para el despertar del ser espiritual que hay en cada uno.
La naturaleza divina eleva a la pareja hasta Dios, produciendo una plena y auténtica fusión entre los dos.
El espacio y los cuerpos sagrados
l Conseguir lo que se ha mencionado antes es lo más importante. Todo lo demás que viene a continuación es para ayudar a realizarlo con la máxima intensidad. Es evidente que una pareja que lleve mucho tiempo de convivencia, estén viendo todo el día los humanos defectos de la otra persona y, aunque se amen, hayan perdido parte de su brillo y su chispa, le va a costar conseguirlo más que otra que estén todavía en un mutuo embeleso, porque ellos lo viven de una forma natural.
Para lograrlo con más facilidad tenemos la fuerza del rito y lo primero y necesario es entrar en un espacio-tiempo sagrados. Algo mucho más importante que simplemente tener tiempo y una habitación con flores, adornos y todo lo necesario para el amor. Es entrar también en un espacio-tiempo único. Es decir, entrar en un lugar donde no hay pasado ni futuro.
Hay que acercarse al cuerpo del amante como a un territorio sagrado. El cuerpo debe ser lavado, purificado y perfumado como reconocimiento de su belleza y su dimensión trascendente. | |
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