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cultosyrelig: LA ARQUITECTURA SAGRADA DE ANGKOR
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De: x-x-loly_ta-x-x  (Mensaje original) Enviado: 28/10/2003 00:54

LA ARQUITECTURA SAGRADA DE ANGKOR

La espiritualidad, la arquitectura, la economía, la planificación urbana y la cultura se combinan en un equilibrio excepcional en Angkor. Un espacio mágico que muy pronto tendrá un lugar destacado en nuestro corazón.

En cada lugar del mundo la arquitectura sagrada expresa de múltiples formas lo que sus habitantes creen acerca de las verdades eternas. En todas las culturas, los edificios reflejan las ideas de cada pueblo sobre el cosmos, la naturaleza de los dioses, sobre cómo habitan el universo y cómo deben llevarse a cabo los rituales. Arquitectos y artesanos de diferentes culturas usan todas las experiencias acumuladas, creando una continuidad notable entre los edificios nacidos de teologías diferentes y hasta opuestas. El templo griego fue invertido para crear el templo romano que, a su vez, le añadió la cúpula. La basílica cristiana primitiva heredó la cúpula y, a través de Bizancio, fue tomada para la mezquita, en la que se adaptó para expresar la idea islámica de Alá. El templo hindú y la arquitectura budista por todo Asia oriental, o la evolución de los estilos constructivos en Mesoamérica, presentan líneas de parentesco semejantes. En todas las regiones del mundo, los estilos foráneos se ven modificados por las religiones y las tecnologías del lugar. Y conforme evolucionan las teologías, la arquitectura se va adaptando gradualmente a los modelos existentes para expresar las nuevas ideas.

Para los arquitectos sagrados la montaña es el vínculo de unión de la tierra con el cielo. Su carácter macizo, la altura con que domina las tierras a su alrededor, la turbación que se experimenta al aventurarse en ella, la casi imposibilidad de subsistir allí largo tiempo, el hallarse cubierta de nubes, la caída frecuente del rayo..., todo concurre para hacer de la montaña un verdadero mundo aparte. “Esas montañas eternas, esas colinas santas”, de que habla con frecuencia la Biblia, son el lugar donde la tierra, como un gigante, se endereza, se eleva, se estira al encuentro del cielo. Sobre ella, se fija irresistiblemente la mirada del hombre sobrecogido por la llamada de lo alto. Ella es la escalera fabulosa que ofrece a sus sueños un comienzo de realización: una plataforma en la que lo mejor de sí mismo anticipa y presiente ascensiones más misteriosas. La montaña es el lugar privilegiado de la humanidad. Las literaturas religiosas celebran sus excelencias. Su cima es el punto al que baja la divinidad y donde encuentra al hombre que sube hacia ella. En la India se acostumbra a decir que los dioses no descienden nunca más abajo de la cima de las montañas y que es preciso trepar hasta ellas para encontrarles. La montaña es el símbolo de la reunión, el primero y más sagrado de los santuarios, el arquetipo de todos los templos.

Este simbolismo es tan fuerte, que con frecuencia ha parecido como irremplazable. Asi es que en países llanos se hayan emprendido obras gigantescas para hacer surgir verdaderas montañas artificiales. Templos, tumbas o lugares de culto como las pirámides, son siempre monumentos sagrados. Desde esta perspectiva, debemos considerar el arte khmer y sus extraordinarios templos de Angkor, ocultos durante cientos de años en las profundidades de las impenetrables selvas de suroeste asiático. Y es que en Camboya se encuentran fascinantes y misteriosas construcciones.

Míticas ciudades invadidas por la selva y salpicada de templos. Los tupidos bosques selváticos, vistos desde el aire, parecen así adornados con tapices petrificados, que son los maravillosos complejos urbanísticos elevándose hacia el cielo, templos que como enormes montañas de piedra se levantan hacia el cielo brindándose como el lugar donde lo humano puede fundirse con lo divino.

Desde el punto de vista histórico, Angkor fue el núcleo de la civilización otrora grande de los khmeres, de quienes descienden los habitantes de la actual Camboya. Desde fines del siglo VIII, el pueblo que levantó Angkor gobernó un imperio que incluía gran parte del Sudeste Asiático continental. Pero desde el punto de vista sagrado Angkor se eleva señalando el lugar donde la transformación espiritual aún es posible. Evitando la madera y la paja por ser los materiales perecederos con los que construían sus moradas humanas, los khmeres erigieron templos duraderos con grandes piedras; las inscripciones que tallaron en ellos proclamaban los lazos entre los dioses y sus propios mandatarios terrenales. Pero los dioses adorados por el pueblo Khmer estaban lejos de Camboya. Los templos construidos escalonadamente representan el Monte Meru, el hogar tradicional de los dioses de la India. Los reyes-dioses de Angkor seguían la influencia hindú, incorporando las nuevas costumbres y mezclándolas con las prácticas y tradiciones locales.

El imperio khmer se extendió durante 600 años, del siglo IX al siglo XV d. de Cristo, y alcanzó un elevado nivel de civilización, como lo demuestran los más de mil templos y el complicado sistema de riego de Angkor. Luego las construcciones, al igual que la mítica Torre de Babel, fueron misteriosamente abandonadas.

En lo profundo de la selva de la región central de Camboya están las bellas y misteriosas ruinas de Angkor. Los templos, sus imponentes esculturas y sus extensos estanques forman parte de los restos espléndidos de un antiguo imperio en donde la espiritualidad, la arquitectura, la cultura, la economía y la planificación urbana se combinan en un equilibrio excepcional, que se extiende por más de 400 kilómetros cuadrados. Visitar Angkor es uno de los destinos monumentales más interesantes, especialmente si puede ser vistos a través de los ojos del simbolismo, en compañía de especialistas y con buenos amigos, en un viaje donde lo complicado se transforma en seguridad y comodidad.




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