RELACIONES DE ULTRATUMBA
274 – Los diferentes órdenes de Espíritus, ¿establecen entre sí
jerarquías de poderes? ¿Existe entre ellos subordinaciones y autoridad?
– Sí, y muy grande. Unos Espíritus tienen sobre otros una
autoridad relativa a su superioridad, la cual ejercen por un
ascendiente moral irresistible.
– Los Espíritus inferiores, ¿pueden substraerse a la autoridad
de los que le son superiores?
– Hemos dicho: irresistible.
275
– El poder y la consideración del que disfrutó un hombre en la Tierra, ¿le dan supremacía en el mundo de los Espíritus?
– No; porque los pequeños serán ensalzados y los grandes
humillados. Lee los salmos.
– ¿Cómo debemos entender esa elevación y humillación?
– ¿No sabes que los Espíritus pertenecen a diferentes órdenes
según sus méritos? ¡Pues bien! El potentado de la Tierra puede ocupar
la última categoría entre los Espíritus, mientras que su servidor puede
estar en la primera. ¿Comprendes esto? ¿No dijo Jesús: “Todo el que
se humille será elevado y todo el que se eleve será humillado?”
276
– El que era grande en la Tierra y se encuentra en situación de inferioridad entre los Espíritus, ¿siente por ello alguna humillación?
– Con frecuencia, muy grande, sobre todo si era orgulloso y
envidioso.
277
– El soldado que después de la batalla encuentra a su general en el mundo de los Espíritus, ¿le reconoce aún como su superior?
– El título nada significa; la superioridad real lo es todo.
278
– ¿Están mezclados los Espíritus de diferentes órdenes? – Sí y no, es decir, se ven, pero se distinguen los unos de los
otros. Se evitan o se aproximan según la analogía o la antipatía de
sus sentimientos, como sucede entre vosotros.
Forman un mundo del cual el vuestro es apenas un reflejo obscurecido.
Los Espíritus de la misma categoría se reúnen por una especie de afinidad y forman
grupos o familias de Espíritus unidos por la simpatía y por el objetivo
que se han propuesto: los buenos por el deseo de hacer el bien, los
malos por el deseo de hacer el mal, por la vergüenza de sus faltas y
por la necesidad de encontrarse entre seres semejantes a ellos.
Tal como en una gran ciudad donde los hombres de todas las categorías
y de todas las condiciones se ven y se encuentran sin confundirse; donde las
sociedades se forman por analogía de gustos; donde el vicio y la virtud conviven
sin relacionarse.
279
– ¿Tienen todos los Espíritus acceso recíproco, pudiendo ir unos con otros donde quieran?
– Los buenos van a todas partes, y preciso es que así sea, para
que puedan ejercer su influencia en los malos. Pero las regiones
habitadas por los buenos están vedadas a los Espíritus imperfectos,
con el fin de que no puedan llevar a ellas la perturbación de sus
malas pasiones.
280
– ¿Cuál es la naturaleza de las relaciones entre los Espíritus buenos y los malos?
– Los buenos se empeñan en combatir las malas inclinaciones
de los otros, con el fin de ayudarles a ascender. Es una misión.
281
– ¿Por qué se complacen los Espíritus inferiores en inducirnos al mal?
– Por envidia de no tener méritos de estar entre los buenos. Su
deseo no es otro que impedir, tanto como puedan, a los Espíritus
inexpertos el llegar al bien supremo. Quieren que los otros sufran lo
mismo que ellos. ¿No observáis lo mismo entre vosotros?
282
– ¿Cómo se comunican entre sí los Espíritus? – Se ven y se comprenden. La palabra, reflejo del Espíritu, es
material. El fluido universal establece una comunicación constante
entre ellos, pues aquél es el vehículo de la transmisión del
pensamiento, como para vosotros el aire es el vehículo del sonido;
una especie de telégrafo universal que enlaza a todos los mundos y
permite a los Espíritus la mutua correspondencia de un mundo a otro.
283
– ¿Pueden los Espíritus simularse mutuamente sus pensamientos y ocultarse unos de los otros?
– No, para ellos todo está al descubierto, sobre todo a los que
son perfectos. Pueden alejarse, pero siempre se ven. Sin embargo,
esta no es una regla absoluta, pues ciertos Espíritus pueden
perfectamente hacerse invisibles a otros Espíritus, si consideran útil
hacerlo así.
284
– ¿Cómo los Espíritus, no teniendo cuerpos, pueden evidenciar su individualidad y distinguirse de los otros seres
espirituales que los rodean?
– Constatan su individualidad por medio del periespíritu que
los constituye en seres distintos unos de otros, como el cuerpo entre
los hombres.
285
– ¿Se conocen los Espíritus por haber vivido juntos en la Tierra? ¿Reconoce el hijo al padre y el amigo a su amigo?
– Sí, y así de generación en generación.
– ¿Cómo se reconocen en el mundo de los Espíritus los hombres
que se conocieron en la Tierra?
– Vemos nuestra vida pasada y leemos en ella como en un libro,
y viendo el pasado de nuestros amigos y de nuestros enemigos, vemos
su paso de la vida a la muerte.
286
– Dejando el alma sus despojos mortales, ¿ve inmediatamente a sus parientes y amigos que la precedieron en el
mundo de los Espíritus?
– Inmediatamente no es siempre la palabra; pues como os
dijimos, necesita cierto tiempo para reconocerse y sacudir el velo
material.
287
– ¿Cómo es acogida el alma a su regreso al mundo de los Espíritus?
– La del justo, como a un hermano muy amado, a quien de
mucho tiempo se esperaba; la del perverso, como un ser que se
equivocó.
288
– ¿Qué sentimiento experimenta un Espíritu impuro cuando llega otro Espíritu malo?
– Los perversos quedan satisfechos en ver seres semejantes
privados de la dicha infinita; como sobre la Tierra, un bellaco entre
sus iguales.
289
– ¿Salen a veces a nuestro encuentro nuestros parientes y amigos, cuando dejamos la Tierra?
– Sí, salen al encuentro del alma que estiman; la felicitan como
al regreso de un viaje, si se libró de los peligros del camino, y
la ayudan a desprenderse de los lazos co
rporales. Es un privilegio para los buenos Espíritus cuando los que estiman vienen a su encuentro,
al paso que es un castigo para el impuro el que permanezca en el
aislamiento, o rodeado únicamente por los que le son semejantes.
290
– ¿Los parientes y amigos se reúnen siempre después de la muerte?
– Esto depende de su elevación y del camino que siguen para
su progreso. Si uno está más adelantado y camina más aprisa que el
otro, no podrán estar juntos; podrán verse a veces, pero sólo podrán
estar reunidos para siempre cuando puedan alcanzar la igualdad en
la perfección. Así la privación de ver a sus parientes y amigos es a
veces un castigo.