MI PADRE
Yo tengo en el hogar un soberano, único a quien venera el alma mía; es su corona de cabello cano, la honra su ley y la virtud su guía.
En lentas horas de miseria y duelo, lleno de firme y varonil constancia, guarda la fe de que me habló el cielo en las horas primeras de mi infancia.
La amarga prescripción y la tristeza en su alma abrieron incurable herida, es un anciano y lleva en la cabeza el polvo del camino de la vida.
Ve del mundo las fieras tempestades, de la suerte las horas desgraciadas, y pasa, como Cristo el Tiberíades, de pie sobre las ondas encrespadas.
Seca su llanto, calla sus dolores, y sólo en el deber sus ojos fijos, recoge espinas y derrama flores sobre la senda que trazó a sus hijos.
Me ha dicho: "A quien es bueno, la amargura jamás en llanto sus mejillas moja; en el mundo, la flor de la ventura al más ligero soplo se deshoja.
Haz el bien sin temer el sacrificio; el hombre ha de luchar sereno y fuerte, y halla quien odia la maldad y el vicio un tálamo de rosas en la muerte.
Si eres pobre, confórmate y sé bueno; si eres rico, protege al desgraciado, y lo mismo en tu hogar que en el ajeno guarda tu honor para vivir honrado.
Ama la libertad: libre es el hombre y su juez más severo es la conciencia; tanto como tu honor guarda tu nombre, pues mi nombre y mi honor forman tu herencia".
Este código augusto en mi alma pudo, desde que lo escuché, quedar grabado; en todas las tormentas fue mi escudo, de todas las borrascas me ha salvado.
Mi padre tiene en su mirar sereno reflejo fiel de su conciencia honrada. ¡Cuánto consejo cariñoso y bueno sorprendo en el fulgor de su mirada!.
(Juán de Dios Peza – Poeta mexicano)
*Fondo por Vainica*
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