SIGUE TOCANDO...
Una madre, deseando animar a su hijo a mejorar su desenvolvimiento
al piano, compró boletos para un concierto de Paderewski. Cuando llegó
la noche, hallaron sus asientos cercanos al frente del salón de
conciertos y pudieron apreciar el majestuoso piano de marca
Steinway esperando en escena.
Pronto, la madre halló a una amiga con quien conversar y el niño
se escurrió.
Cuando llegaron las ocho de la noche, se apagaron las luces, la audiencia
hizo silencio y sólo entonces notaron al niño sentado en el banco
del piano tocando “Estrellita”
Su madre se quedó paralizada al verlo en el escenario, pero antes de
que pudiera retirar a su hijo, apareció el maestro en escena y
rápidamente se dirigió al piano. “No pares, continúa tocando”,
le susurró al niño. Inclinándose, Paderewski estiró su mano izquierda
y comenzó a tocar la parte del bajo.
Pronto su brazo derecho se estiraba del lado contrario, rodeando
al pequeño, para agregar un”obbligato” corrido.
Juntos, el viejo maestro y el pequeño novato mantuvieron a
la multitud embobada.
En nuestras vidas, tan poco pulidas como puedan parecernos, es
el Maestro quien nos rodea y susurra en nuestro oido, una y otra vez:
“No pares, sigue tocando”. Y mientras lo hacemos, Él aumenta y
suplementa hasta crear una obra de sorprendente belleza.
(Desconozco el autor)