A TU LLEGADA
Después
de tantos años de haber vivido muerto, hoy, que a mi lado habitas, resucitado
vivo; al tocarme la vida sobre el hombro, se ha abierto en torno a mí un
paisaje que siempre fue evasivo.
Llegaste sin estruendo, pacífica
marea rodando en insistencia, cada vez más cercana, cigüeña rastreando la
torre de la aldea, nueva luz que despierta creando la mañana.
No te
esperaba, estaba de espaldas al futuro, sobre el presente, ciego, y hacia el
ayer dormido; me había circundado de inaccesible muro, y era mi propio
espacio destierro del vencido.
A tu arribada súbita se quebraron los
hierros del silencio, estallando salmodias y rumores; se fundieron las
nieves, verdearon los cerros, y poblaron los campos rosas y
ruiseñores.
De la bruma y el hielo brotó la primavera, de la muerte
la vida, de la inercia el vigor, y a tu voz y contacto mi vida
recupera cada sueño perdido, cada viejo temblor.
Texto de
Francisco Álvarez Hidalgo
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