Las luciérnagas prenden su luz en ...
la solapa de la alta
y tibia noche de mi rancho.
Y los recuerdos de la niñez
también se encienden.
Por los campos de alfalfa ...
buscábamos los pequeños insectos
a la caída de la tarde
y los metíamos en un frasco
de vidrio transparente.
Luego ...
ya todos en la cama ...
la habitación se extremecía
con el calor fantasmagórico
de las luciérnagas aprisionadas.
Feliz criatura es ésta ...
que se llena de luz con el amor
y que se vuelve estrella diminuta
para anunciar el rito de la vida.
Asi arde también el corazón de los que aman ...
Si se lo sacaran del pecho ...
Podrían iluminar con él
las sombras de la noche ...
Y poner en las tinieblas
del mundo un verde y esperanzador
Resplandor.