El tiempo de vacaciones es uno de los más esperados. Deseamos hacer
esas actividades que no concretamos durante el año. Pensamos: “Quiero
dormir hasta tarde, hacer deporte, hacer ejercicio, salir con amigos,
conocer lugares nuevos, compartir tiempo con la familia, los amigos o
con mi pareja”. Queremos hacer cosas que nos hagan salir de la rutina y
poder, de esta manera, recargar las energías para afrontar las
actividades cotidianas del año.
Pero para algunas personas, al regresar de sus vacaciones, se les
hace difícil retomar su trabajo de una manera adecuada y relajada.
Padecen lo que se denomina síndrome post vacaciones.
Para ellos, después de haber descansado, haber tenido momentos de relax
y haber logrado liberarse por unos días de las obligaciones
cotidianas, volver a la rutina es casi imposible.
Sienten que comienzan un período de exigencias y obligaciones.
Vuelven a su mente aquellos problemas que debían haber resuelto antes
del período de las vacaciones y que no hicieron. Se ven como personas
que tienen una visión negativa de sí mismas y de todo aquello que les
sucede. Esto les provoca emociones negativas y, sobre todo, malhumor e
incomodidad.
Su capacidad de concentración se ve limitada, así como la tolerancia
al trabajo. Cansancio, bajón anímico, angustia, dificultad para
conciliar el sueño y mal humor son algunos de los síntomas del "odiado"
retorno a la rutina.
Este síndrome afecta más a aquellas personas que interpretan de
manera desfavorable el regreso al trabajo, lo califican como algo
negativo y tienen dificultades para vivenciar el disfrute durante el
año. Se olvidan de las emociones y sensaciones agradables que sienten
durante sus vacaciones. Y que no solo en la época de distensión es
posible gozar de la vida, sino que todo el año es importante aprender a
disfrutar. Toda esta situación les suele provocar mucho estrés y les
resulta difícil poder sobrellevarla.