Expresión de emociones y sentimientos en la pareja
La expresión del afecto es uno de los aspectos fundamentales de la vida de pareja y en cierto modo define la opción de vivir juntos. Por lo general un hombre y una mujer hacen su opción de vivir en común en base a la necesidad de estar juntos y de expresar su amor.
En la medida que la relación va asentándose prevalecen las manifestaciones de afecto pero surge un nuevo universo de experiencias afectivas: el ser padres. Así las manifestaciones de afecto (besos, caricias, actos de ternura entre ambos), que tanta importancia tienen para la vida de la pareja, deben además ser compartidas con la expresión de afecto hacia los hijos. Los actos de ternura y amor del uno hacia el otro no sólo son importantes para la pareja sino que constituyen un modelo de relación que genera gran seguridad y confianza en los hijos. Ello además fomenta un aprendizaje de formas de expresar afecto propias para cada familia.
Las expresiones de amor y afecto constituyen un lenguaje común entre los miembros de la pareja, que permite que cada uno externalice sus emociones y sentimientos. Esto genera una mayor profundidad y confianza entre ambos. Los espacios de comunicación afectiva son fundamentales para la pareja y permiten además mejorar la vida sexual, ligándola a la afectividad.
Nuestra cultura es bastante crítica con la expresión de los sentimientos (como por ejemplo el afecto), que suele asociarse a debilidad o impulsividad, restándole importancia a este tan vital aspecto de la vida en pareja. Es importante rescatar que la expresión de sentimientos y emociones, lejos de ser un signo de debilidad, significa fortaleza. Es en cierto modo un símbolo de la entrega hacia el otro, es exponerse ante el otro mostrándole lo más íntimo de uno.
Además del afecto la pareja se expresa una infinidad de emociones y sentimientos. La rabia es una de las emociones que frecuentemente cuesta expresarla abierta y directamente ya que pocas personas son capaces de comunicar su rabia haciéndose cargo de ella. Por lo general las personas tienden a responsabilizar al otro y a “culparlo” de su enojo:¡..Tú me haces enojar..., me sacas de mis casillas..” .Así en la pareja se evita hablar de los enojos por temor a generar una pelea y un quiebre, aunque sea momentáneo, con el otro. Estas rabias se acumulan y van generando un muro de tensión y distancia que va afectando la cercanía afectiva entre los integrantes de la pareja y que muchas veces termina en una sensación de soledad y vacío en el espacio de encuentro, ya que son tantas las cosas de las que no se puede hablar, que ya casi no se habla.