LA EMANCIPACION JUVENIL
¿Ofrece la sociedad las mismas posibilidades para todos los sectores sociales? ¿Es la perspectiva social lo suficientemente sólida, como para proporcionar al joven la oportunidad de gozar de una vida exenta de trabas? Estos temas de tratamiento diario, son sólo una breve muestra del enorme conglomerado que compone la dinámica abierta de esta polémica social. El debate está abierto.
El tema de la emancipación juvenil siempre ha suscitado una vehemente controversia entre las diferentes generaciones. La controversia es la principal baza que fundamentará el origen y el desarrollo de este problema social. Conflictos generacionales los ha habido siempre y de muy diversa índole.
Ciertamente, es una necesidad del sujeto social tender hacia la individualización, una vez llegada una cierta edad, pero, cabe hacernos las siguientes preguntas que engloban o puntualizan la raíz misma de la cuestión: ¿Hasta dónde llega la imposibilidad del joven para lograr una deseada independencia ante las carestías que marcan los límites sociales, en lo que concierne a la oportunidad de alcanzar un buen nivel de vida? Vista la cuestión desde otro punto de vista -es necesario ahondar en la polémica, de ahí el exponer todo tipo de pensamiento por ruinoso que le pueda parecer al joven comprometido- ¿hasta donde el afán del joven de hoy por encaminarse hacia un nuevo modo de vida, fuera de las comodidades que brinda un hogar carente de las vicisitudes de la calle?
Este debate y, a la par, casi tan antiguo como el diluvio universal, ha acunado las dos anteriores preguntas como los pilares básicos de una lucha de generaciones, que tantas veces a través de los medios de comunicación, de hechos evidentes de la sociedad vividos en el día a día, o de programas de televisión, toman el aspecto íntimo de una consabida guerra entre padres e hijos, a veces adoptando los intempestivos sentimientos de la ternura o la ofuscación paternal... Pero claro está: querer hacer una valoración estrictamente técnica o "familiar" de este tema de debate, enfocándolo hacia una mera cuestión de expresar los motivos aparentes que generan tal problemática, es un grave error.
No hace falta mucho espacio para comentar este aspecto, que siempre coexiste con la razón esencial que ha empujado al joven a sobrevivir dignamente, y que tantos padres han reafirmado parece que desde tiempos inmemorables. El joven predispuesto a la comodidad es el joven que no siente la necesidad de prosperar en vida y afirmación personal. Tampoco hace falta apoyarnos en estudios sociales para entender que, evidentemente, la persona que padece necesidad se va a ver empujada a buscar una estabilidad social, desacorde a su anterior estado de vida... Es indiscutible que el joven que renuncia al desarrollo de su propia personalidad en el fomento de un futuro digno, está amparado en un nivel social donde las oportunidades laborales, por ejemplo, son mayores, o donde la tradición social es un abismo en filosofía del comportamiento con respecto a clases sociales más desfavorecidas, donde se busca la práctico desenvoltura que equilibre las propias deficiencias que marca la desigualdad.
El problema de la emancipación va mucho más allá, porque la enmarañada red de causas que componen las razones políticas, e incluso la misma falta de información de un amplio sector de la población -en otros casos la mera apatía-, son el sustento en muchas ocasiones de una verdad demasiado evidente y dolorosa: en el fondo, no existe un tema común porque no es similar la situación social de todos los jóvenes.
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