Trastornos de atención infantil: un problema
TDA son las siglas del trastorno por déficit de atención. Se estima que alrededor de un 5% de los niños menores de 10 años lo padecen y es mucho más frecuente en los varones que en las niñas, en una proporción de 10 a 1.
Existen al menos tres tipos de problemas de atención: los asociados con la hiperactividad, los relacionados con la falta de control de impulsos y los que tienen que ver con una pobre capacidad de organización. Es conveniente saber distinguirlos para poder determinar si lo que sufre el niño es un verdadero trastorno de esta naturaleza o simplemente se trata de estrés, ansiedad o un nivel de actividad innato superior a lo normal.
¿Cómo saber si tu hijo tiene TDA? Que el niño se muestre excesivamente activo y muy inquieto, que tenga dificultades para concentrar su atención en algo durante un cierto tiempo o para controlarse adecuadamente en el entorno o mover su cuerpo con suavidad en el espacio son síntomas de un trastorno hiperactivo. En cambio, si al niño le cuesta esperar o escuchar, se muestra impaciente, tiene un pronto imprevisible, cambia de repente de una actividad a otra o se siente atraído por las actividades 'temerarias' son manifestaciones de que lo que le ocurre tiene que ver con la falta de control de impulsos. Por último, sentirse abrumado, frustrado o desanimados, tener dificultades para seguir instrucciones, tener dificultades para pasar de una tarea a otra y tendencia a distraerse y estar muy excitado en un momento y al siguiente abrumado tienen que ver con la pobreza en la capacidad de organización.
Consejos prácticos para padres y profesores Lo más importante es tener presente que el niño que sufre TDA no es un niño malo, es decir, no se comporta mal intencionadamente. Es más, muchos de ellos se esfuerzan mucho para intentar portarse bien, autocontrolarse y estar atentos.
Si tu hijo tiene TDA, te resultará muy útil:
- Tener un horario y unas rutinas ayudarán a tu hijo a afrontar mejor sus responsabilidades.
- Captar su atención y hablarle con claridad y de forma directa. Darle instrucciones simples y paso a paso.
- Negociar unas normas y sus consecuencias.
- Programar las tareas.
- Darle advertencias y un margen de tiempo.
- Utilizar la recompensa más que el castigo.
- Dar normas claras y decir 'bien hecho'.
En la escuela es conveniente que el niño con TDA esté en un aula con un número reducido de alumnos, sentado en las primeras filas, pero intentando siempre que el niño no lo vea como un castigo. Tiene, además, que saber qué se espera de él y a qué debe atenerse si no cumple con las normas. Por su parte, el profesor deberá adaptar sus explicaciones, utilizando frases cortas y claras, poniendo la mayor atención en los conceptos clave, presentando la idea principal siempre al principio y proporcionando al alumno un sistema de tutorías que le ayude a revisar los puntos fundamentales de la explicación. Pueden ser muy útiles las tutorías de compañeros.
Es conveniente en el aula mantener las rutinas, escribir las órdenes en la pizarra e ir descartándolas a medida que se van cumpliendo con tizas de colores y utilizar señales visuales o auditivas, como por ejemplo una campanilla, para indicar que se va a cambiar de actividad, entre otras muchas estrategias educativas.
Explicarle al niño que aunque le cueste estar atento y quieto, saber lo que tiene que hacer cuando hay muchas cosas pendientes o recordar ciertas cosas no es culpa suya y que hay muchas personas dispuestas a ayudarles es muy importante a la hora de enfrentar el problema.
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