Prevenir el sobrepeso y la obesidad desde pequeños
El número de adultos y niños con sobrepeso y obesidad está aumentando en todo el mundo. En Gran Bretaña o los Estados Unidos, en los últimos años, incluso se habla de "epidemia". Igualmente, estudios recientes llevados a cabo en Catalunya y otras comunidades del Estado español también indican que esto mismo está sucediendo aquí, muy especialmente en los niños.
Hay dos aspectos característicos del estilo de vida actual que influyen decisivamente en la aparición de sobrepeso y obesidad: la alimentación desequilibrada y la escasa actividad física.
El exceso de peso durante la infancia y la adolescencia están haciendo que enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial y la artrosis se manifiesten más a menudo en la gente joven. Además, un niño con exceso de peso tiene muchas posibilidades de convertirse en un adulto obeso.
Actividad física: ¡todos y cada día! Todos los niños han de ser activos cada día. Los niños pequeños ya lo son, sólo hay que facilitarles que lo continúen siendo.
Hacerles caminar y subir escaleras para los desplazamientos diarios, los mayores también se beneficiarán.
Cuando se escojan actividades extraescolares, se debe procurar que sean "físicamente activas", respetando las preferencias de los niños si las tienen. No se deben aceptar excusas para no ir y si finalmente la actividad no le gusta, sustituirla por otra más satisfactoria.
Cuando se planifiquen los fines de semana, dedica un tiempo a propuestas "activas", como por ejemplo: pasear, caminar, jugar a pelota, ir en bicicleta o hacer algún deporte.
¡Divertiros haciendo ejercicio! En estas edades, la familia es el principal referente.
Procura limitar el tiempo que pasan delante de la televisión, consola u otros juegos sedentarios.
Si el niño tiene exceso de peso...
Independientemente de las habilidades de cada uno, siempre se puede encontrar una actividad adecuada y suficientemente divertida para cada edad y características individuales.
Si es necesario, busca ayuda en los profesores, entrenadores, pediatras, etc.
La finalidad de la actividad siempre ha de tener una vertiente lúdica y no exclusivamente competitiva.
En la mesa En la adquisición de hábitos alimentarios, juega un papel muy importante el aprendizaje por imitación de los padres, hermanos, abuelos y cuidadores.
La dieta mediterránea, que es la que se ha hecho tradicionalmente en nuestro país, está considerada como una de las más idóneas para la salud. Pero poco a poco nos estamos alejando: por lo tanto, se debe recordar y reforzar determinadas costumbres.
¿Cuántas comidas deben hacer los niños? Es conveniente hacer 3 comidas principales: desayuno, comida y cena; y 2 ó 3 complementarias: desayuno de media mañana, merienda y recena. Es muy importante respetar el horario de las comidas y no saltarse ninguna, de esta manera no será necesario "picar alguna cosa" entre horas.
¿Qué se ha de comer? A lo largo del día se ha de procurar comer de todo, de forma equilibrada y bien variada tanto en ingredientes como en la forma de preparación. Por eso, lo mejor es planificar las comidas.
Favorece que beban agua, tanto en la mesa como a lo largo del día.
Dos de las comidas principales deberían incluir alguna verdura (cocida o cruda) o legumbre, aunque sea como acompañamiento.
Debemos tomar como mínimo 2-3 piezas de fruta al día y procurar que quede establecido como postre de las comidas o como ingrediente de las comidas complementarias.
Son recomendables 2-4 raciones de lácteos al día, priorizando la leche, los yogures y los quesos sobre otros derivados t postres lácteos más ricos en grasas (una ración equivale a una taza de leche, 2 yogures o 40 gramos de queso).
A pesar de que se pueden comer todo tipo de carnes, peces y huevos, procura evitar los cortes más grasosos.
Se ha de limitar la frecuencia con la que se toman determinados alimentos como bebidas refrescantes, dulces, chucherías, bollería, helados, pasteles, "fast food"... ya que tienen un contenido calórico muy alto. Procura que estos alimentos no adquieran un valor de premio o recompensa.
¿Qué cantidad? El volumen de las raciones para los niños ha de ser menor que la de los adultos, a pesar de que eso variará en función de la edad.
¿Cómo se ha de comer? Comer ha de ser una actividad placentera y social, y eso se aprende de pequeño. Procura hacer una comida principal en familia. Evita que los niños coman distraídos (televisión, juegos, vídeos, "gameboys"), para que conozcan lo que comen. También es muy importante procurar que se impliquen en el proceso de preparación y elaboración de las comidas.
Si el niño tiene exceso de peso... Es importante no someterle a dietas hipocalóricas (bajas en calorías) drásticas, para conseguir una disminución rápida de peso. Puede ser contraproducente y peligroso. Habla con el pediatra que te orientará. El exceso de peso no es un problema exclusivo del niño, es un asunto de familia.
Cambiando los hábitos paso a paso...
Se ha de tener claro que la decisión debe ser firme.
Márcate un objetivo o una situación ideal.
Decide qué cosas puedes y quieres hacer.
Planifica la introducción de cambios de forma gradual.
Busca ayuda: en el equipo de pediatría, la escuela, clubes deportivos...
¡Comienza y vuelve a comenzar las veces que hagan falta! Es muy importante disfrutar de la comida y hacer actividades que ayuden a sentirnos y estar mejor.
¿Cuándo se ha de comenzar a actuar? Si en un niño de 4 a 7 años se detectan indicios de estos trastornos, es necesario que el pediatra evalúe la situación y la familia ponga en marcha las medidas necesarias.
Si a los 8-9 años un niño o niña presenta exceso de peso, se ha de ser más radical, ya que a partir de esta edad se hace más difícil invertir el proceso que llevará a la obesidad y a los trastornos de salud asociados.
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