ALTERACIONES EN EL CRECIMIENTO.
Si bien es frecuente observar que un niño no está creciendo adecuadamente, en ocasiones esta apreciación no pasa de ser una mera obsesión de los padres que muchas veces no prestan la suficiente atención a que la estatura baja del niño se deba simplemente a una herencia familiar. En cualquier caso, debe ser siempre un médico especializado en trastornos del crecimiento el que decida si el niño tiene realmente un problema.
Normalmente existen unos parámetros bien definidos que sirven para catalogar a ciencia cierta a un niño como portador del síndrome de talla baja, y estos criterios se establecen sólo mediante la medición adecuada y periódica de un niño por parte de su pediatra. De hecho, los especialistas cuentan con gráficas y estándares de crecimiento normal ya establecidos para cada población, en donde se compara la estatura de niños y niñas en diferentes momentos, y se clasifican en aquellos que siguen un patrón de crecimiento normal y aquellos que lo hacen por debajo de los límites aceptados como normales para su sexo y raza.
Asimismo es importante que el pediatra establezca, mediante sus revisiones periódicas, el ritmo con el que crece cada niño, es decir, la cantidad de centímetros que crece en un periodo de tiempo definido, para lo cual también existen parámetros de normalidad y anormalidad para cada edad y sexo. En este contexto resulta que sólo mediante la revisión médica periódica es posible establecer qué niños están teniendo un problema real de crecimiento y cuáles son los aparentemente más bajos que la mayoría de sus compañeros sin que su crecimiento se encuentre fuera de los criterios de la normalidad.
Podemos definir al síndrome de estatura corta como la presencia de una talla menor a la mínima aceptada en las gráficas poblacionales de crecimiento (también llamado "percentil 3" porque debajo de este valor se encuentra el tres por ciento de la población). En este grupo también se incluye al niño que sin causa evidente disminuye la velocidad con que venía creciendo, colocándose en parámetros inferiores a los habituales para su edad y sexo.
Es importante enfatizar que el crecimiento es un proceso biológico que refleja el estado de salud de un niño, por lo tanto cualquier deterioro en el crecimiento habitual de un niño nos debe alertar ante la posibilidad de alguna enfermedad que incluso no ha dado síntomas evidentes.
Causas más frecuentes Los niños que presentan el "síndrome de estatura corta" no tienen una enfermedad propiamente dicha, presentan una de las llamadas "variantes normales del crecimiento", es decir, formas de crecimiento diferentes, que generalmente corresponden a patrones de crecimiento familiar, en los cuales no se encuentra ninguna alteración física y mucho menos hormonal. Dentro de estas "variantes normales de crecimiento" se encuentran dos cuadros clínicos: la "talla baja familiar" y el "retardo constitucional del crecimiento y desarrollo".
Talla baja familiar La talla baja familiar se considera en aquellos niños que efectivamente tienen algún familiar, generalmente el padre o la madre, con estatura corta, pero que se incrementa progresivamente en forma adecuada, a pesar de encontrarse por debajo de los límites normales para su edad, y que, además, no tienen ninguna otra enfermedad que pueda ocasionar crecimiento inadecuado.
Retardo constitucional del crecimiento y desarrollo En este caso se encuentran niños que sólo sufren un retraso en su crecimiento, pero que alcanzan esta madurez en edades posteriores, momento en el cual también su estatura retornará a los criterios normales de acuerdo a la estatura familiar. Si bien en estos casos no se requiere de ningún tratamiento específico, es importante la vigilancia periódica por un médico capacitado, que pueda detectar desviaciones de los patrones normales de crecimiento.
Por fortuna, las alteraciones del crecimiento que realmente se deben a enfermedades tienen una frecuencia mucho menor dentro del universo de niños con estatura corta. Las causas habituales de detención del crecimiento que deben siempre considerarse en primer término, son las enfermedades comunes de la infancia y dentro de éstas destacan la desnutrición crónica, la parasitosis, las enfermedades respiratorias crónicas como el asma bronquial, infecciones crónicas, los trastornos gastrointestinales que afecten la absorción de los alimentos, o incluso los estados depresivos o de privación afectiva en los niños, que también pueden ocasionar un crecimiento lento y anormal.
Existen, además, un pequeño grupo de pacientes que presentan trastornos severos del crecimiento ocasionados por alteraciones en las hormonas que intervienen en el proceso de crecimiento. Dentro de éstas se encuentran defectos en la función de la glándula tiroides, o anormalidades en las hormonas que participan en el desarrollo sexual de un adolescente. Todas estas enfermedades requieren de la realización de estudios especializados y del manejo por un endocrinólogo pediatra.
En los casos en que la alteración del crecimiento se deba a enfermedades generales asociadas, el tratamiento oportuno de la enfermedad que la está ocasionando volverá al niño a un patrón de crecimiento normal, aunque en algunos otros casos será necesario iniciar un tratamiento específico para recuperar el crecimiento y desarrollo normales. En los últimos años, el empleo de la Hormona de Crecimiento, como tratamiento para los niños con estatura corta, ha cobrado gran auge, sin bien es fundamental mencionar que aunque dicha hormona es sumamente eficaz en el tratamiento del niño con "deficiencia de hormona de crecimiento" y en algunos casos de estatura corta asociada a problemas genéticos, no lo es tanto en niños con otras causas de estatura baja, por lo que su uso debe ser muy cuidadoso y restringirse exclusivamente a pacientes con estos diagnósticos y ser manejada únicamente por médicos con amplia experiencia en su uso.
|