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 El evangelio es Poder de Dios

 

 

“Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego”. Romanos 1:16 "

 

Las presiones de la sociedad utilizando el argumento de la vergüenza, paralizan muchas de nuestras actitudes, nadie quiere quedar en ridículo frente a los demás. Todo lo que no hace la mayoría, es diferente, no es normal, no es lo nuestro, no está en la misma onda, se lo ve raro, con un hálito de sospecha. Pero para otros, es curiosidad, es intriga.

Lo cierto es que hablar de Jesucristo, para muchos es religión y eso está bien para la iglesia, pero, ¿que tiene que ver conmigo?, mucho. El propósito de la venida de Jesucristo al mundo fue, para buscar y salvar lo que se había perdido, o sea a todos los que por nuestra condición de pecadores, como dice en Romanos 3:23, “estábamos destituidos de la gloria de Dios”.

De acuerdo con Romanos 3:10 “No hay justo ni aún uno”. Esto es muy difícil de aceptar, cuando todo va bien, cuando no tenemos problemas serios que resolver, cuando nuestra salud no está quebrantada. El orgullo juega un papel muy importante en esos momentos. Pero cuando las cosas comienzan a ir mal, cuando se salen de su carril normal, cuando la salud comienza a fallar, cuando la economía está mal, cuando la angustia comienza a hacer estragos en nuestra vida, cuando la soledad nos invade, entonces nos acordamos de Dios. He conocido a muchas personas, a quienes Dios ha tenido que permitir, que pasen momentos terribles, para volver sus miradas a Dios y comenzar a buscarle de todo corazón y como dice el salmo 107... Esta es una promesa de Dios. Este es el poder del Evangelio, por eso no hay vergüenza para el cristiano, porque ha comprobado el poder transformador de Dios, cambiando las peores circunstancias de la vida. Dando libertad de las pasiones desordenadas, del alcohol, de las drogas, de la violencia, de los robos, de las infidelidades, de los malos pensamientos, de las ambiciones desmedidas, del hablar con palabras sucias o con doble sentido, del carácter insoportable.

El poder de Dios puede hacer una nueva criatura de aquel que confía en El, sin distinción si es judío o griego, religioso o no.

¡Señor ayúdame a mostrar el poder transformador de Jesucristo!

 



 

Gracias a la hermana Silvia Rodriguez por el fondo 

 

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