Dijo
el Señor:" Ama a
tu prójimo como a tí
mismo"
El amor a sí mismo es
la roca donde apoya el sentido
de la vida.
La
amistad consigo mismo, es
como la perla de gran valor.
Adquiriendo
esta riqueza, se adquiere
todo lo demás.
Lejos
de hacernos egoístas,
nos hace más generosos.
Si
estás en paz con tu
alma, estarás en paz
con el cielo y con la tierra.
Nadie
puede ayudar a otro sin ayudarse
a sí mismo.
Nos
enfermamos cuando no nos amamos.
Quién
puede dar lo que no tiene?
El
amor es libre o no es. No
se puede forzar, ni prescribir;
nace en la libertad o no existe...
Lo
que se hace libremente jamás
puede llamarse sacrificio.
La
libertad con que se obra es
lo que lo distingue, entonces
no es sacrificio, sino un
don.
El
egoísmo es la falta
de amor a sí mismo,
tal como la sobreprotección
revela la falta de amor al
otro.
Para
ser genuinamente humilde,
hay que amarse a sí
mismo.
El
reconocerse, no es humillación,
que revela no amarse.
El
presumido, pedante, prepotente,
intenta compensar el déficit
del amor a sí mismo.
Un
corazón tierno, ennoblece
nuestras esperanzas, pues
nos convertimos en lo que
creemos y esperamos.
"Necesito
de mi plenitud para la tuya"
Nos
damos a nosotros lo que damos
a los otros, porque todos
somos uno.
A-D