LA ADOLESCENCIA
A las madres la etapa de adolescencia de nuestros hijos nos suele dar muchos quebraderos de cabeza… porque en esta etapa están creciendo, cuestionando todo cuanto se les enseñó, definiéndose como personas, y comenzando a independizarse.
Todo ello es algo que marcará su vida, esperemos que para bien…
Durante la etapa de adolescente, se adolece de experiencias, y aunque se tenga sentido común, muy pocas veces se hace uso del mismo. La madurez y otras facultades para pensar y actuar de la manera que lo haría un adulto con experiencia están siempre o casi siempre ausentes durante la adolescencia.
En la adolescencia los hijos dependen o creen depender menos de los padres para el aspecto emocional, es aquí donde inician su camino a la vida adulta, algunas veces atinadamente, otras muchas equivocadamente, porque difícilmente escuchan o hacen uso del consejo de los padres o de persona adulta que les ofrezca el apoyo emocional.
Es una etapa de la vida en la que se presentan cambios rápidos en el desarrollo físico, mental y emocional, que influyen de manera importante en la relación de los adolescentes con su familia, amigos, pareja, compañeros de escuela y/ó de trabajo.
Durante la etapa de la adolescencia los jóvenes comienzan la búsqueda que les ayudará a ser personas independientes, necesitan aprender y experimentar algunas de las grandes dificultades de la vida, por ello entran en procesos de autoafirmación sumamente importantes para conseguir independizarse emocionalmente de sus padres. En muchas ocasiones nos damos cuenta que rechazan absolutamente todo lo que se les enseñó de pequeños, o al menos esa es la impresión que nos da a los padres y a los adultos en general. Esto lejos de ser algo negativo, es un paso necesario para el desarrollo emocional y muchas veces también financiero que más tarde será el patrón de vida de los adolescentes, como siempre será necesario marcar límites, donde el respeto a los demás debe prevalecer.
Es posible que a los adolescentes a veces les sea difícil enfrentarse con cierto tipo de problemas con amigos o la familia. Sentir que sus padres no le comprenden, porque muchos jóvenes coinciden en pensar que sus “padres ya están viejos”, “ya están pasados de moda” entre los problemas más comunes puede estar el perder a un mejor amigo, ser molestado en la escuela, recibir presión de los compañeros y todas estas cosas tienden a confundir a los jóvenes adolescentes, para los que la aceptación social por parte de nuevas personas en su vida, es importante para desarrollarse como hombres y mujeres independientes a su familia.
Durante los cambios de este período de confusiones es cuando sus emociones nuevas, sus anhelos, deseos y proyectos podrían convertirse a veces en verdadera obsesión, misma que no les permite escuchar a nadie, porque se sienten en lo correcto y porque muy pocas veces encontramos a un joven en la etapa de la adolescencia que piense en el fracaso, “eso no me pasara a mí”.
En el afán de construirse su mundo, puede llevar a los adolescentes a sentir una fuerte inseguridad e incertidumbre ante el futuro, inseguridad de la que muchas veces no pueden salir por sus propios medios, pretenden estar o ser de lo mas fuertes, sin embargo, es cuando más afecto y amor de la familia necesitan.
Las reacciones ante los problemas pueden ser contradictorias, y algunas veces exageradas, en los dos sexos aparece muy fuerte la necesidad de afecto y amor, de amistades íntimas que compartan con ellos lo que no son capaces de decir a otros, precisamente por su inseguridad.
El adolescente entre los 10 y los 13 años empieza a dejar ver cambios físicos y emocionales y hasta podría formarse su propia idea de valores y comenzar a entender y asumir el significado de lo que serán los principios que se le han inculcado en el hogar y que serán los que regirán su vida, fija la jerarquía de valores, las convicciones que guiarán todo su comportamiento consciente y libre, esto significa que estamos ante una etapa muy importante en la formación moral del futuro hombre o de la futura mujer.
Convertirse en un adulto significa más que crecer físicamente. También significa determinar lo que es bueno o no para nosotros, pero sabemos que nadie aprende de experiencias ajenas, ni siquiera de las experiencia de nuestros padres, porque si a los padres les va mal en su relación, el adolescente, hombre o mujer, siempre piensan que “eso no me pasará a mí”, por el contrario si todo va bien en la relación, buscan emociones fuertes, sintiéndose “intocables” y seguros que de cualquier evento o situación saldrán bien librados, sin la ayuda de los adultos, y menos de los padres, sabemos, mas como personas que como padres , que todo individuo, grande o pequeño, adolescente o no, necesitan su propio espacio, su privacidad, pero si cada uno en nuestros hogares, ponemos atención a las grandes y pequeñas necesidades de nuestros hijos, en sus diferentes etapas, muy especialmente cuando adolecen de experiencias y están en la etapa de descubrir un “nuevo mundo” será mas llevadera esta etapa.
No debemos olvidar que también nosotras estuvimos en esa etapa, cuando tratábamos de descubrir nuestra propia personalidad, nadie mejor para sacar a nuestros hijos de dudas, para responder a sus inquietudes sin mentirles o disfrazando las cosas reales de la vida.
Nuestra labor como padres nunca termina, pero sí se hace más liviana y satisfactoria cuando nuestros hijos en la adultez nos demuestran que aprendieron y absorbieron las enseñanzas y comprensión dentro de nuestro hogar.