No nací para éste mundo enmarañado sino para caminar descalza en la pradera para escalar en algún monte encumbrado para soñar entre amapolas de primavera.
No nací para inspirar al dramaturgo pues en mis pasos no hay transigencia no vine a ser una más en éste mundo sino a ser alguien que marque la diferencia.
No nací para éste lúgubre sistema en el cuál nunca he encajado ni para oir esas trémulas ideas que circulan en éste mundo descorazonado.
No nací para alimentar el artificio de éste mundo entumecido por la maldad en dónde el amor pasó a ser algo ficticio y cada uno busca su propia felicidad.
No nací para complacer a un mundo que se ciega que en nada avala mi forma de pensar donde los valores lentamente se anegan y el egoísmo está por encima de la bondad.
Prefiero correr sola por la playa con el recóndito sueño que en mi alma abruma sumergirme en la ola que me abraza y soñar serena a la orilla con la espuma.
Creer que aún existe el poeta enamorado que no se ha convertido en algo inmemorial que aún lucha por el amor abnegado y que aunque parezca una insania lo habré de encontrar...