Tener a Aquel que es la resurrección
"Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque
este muerto, vivirá" Juan 11:25.
"El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene
la vida" 1 Juan 5:12.
En Juan 11 se encuentra el caso de Lázaro que es poco común e
interesante. Cuando Lázaro estaba gravemente enfermo, sus dos hermanas
Marta y María, le enviaron las noticias al Señor Jesús. Normalmente, al
recibirlas Jesús hubiera ido inmediatamente a cuidar al enfermo, pero en
este caso no lo hizo. En vez de eso, a propósito aplazó Su visita por dos días
(V.6), después de los cuales, Sus discípulos tal vez se hayan decepcionado,
y quizñas se hayan preguntado: ¿Porque no quieres hacer nada por Lázaro?.
Después de que se decepcionaran, el Señor les dijo que irían a ver a Lázaro.
Cuando Jesús llegó a Betania, Marta le salió al encuentro y le dijo: "Señor
si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto" (v.21). El Señor le
indicó que si Él llegaba tarde o a tiempo, no significaba nada porque Él
estaba allí como la resurrección (25). Es como si dijera: "La resurrección no
depende del tiempo. Ya sea que yo llegue temprano o tarde, soy la
resurrección. Con tal que me tengas a Mí aquí, la resurrección está aquí.
No me culpes. Deliberadamente llegué tarde para mostrarte algo. No te
preocupes del tiempo. Tu hermano resucitará". Sin embargo, Marta
respondió: "Yo sé que resucitará en la resurrección , en el día postrero"
(v24). Ella calificó la resurreción relacionándola con cierto tiempo". El Señor
contesto: "Todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente.
¿Crees esto?(V.26). Marta dijo: "Sí Señor, yo he creído que Tú eres el Cristo"
(v.27). Ella contestó conforme a su concepto religioso y teólogico, muy lejos
de lo que el Señor quería darle a entender. En este aspecto, ella fue un
representante típico de nosotros. La resurrección no es un asunto de llegar
tarde o a tiempo. Es un asunto de si lo tenemos a Él o no. Olvídese del
tiempo, , del ambiente, de las circunstancias y de las situaciones. Todo esto
no significa nada.Solamente una cosa es importante: Su presencia; lo que
cuenta es si lo tenemos a Él ahora mismo o no.
El caso mencionado en Juan 5 nos muestra que la adoración a Dios no es
asunto de este método o de aquél, de este lugar o de aquél. Es un asunto
de estar en nuestro espíritu. El caso mencionado en el capítulo 8 nos
muestra que el conocimiento de los reglamentos religiossos no significa
nada. Debemos darnos cuenta que somos tan pacaminosos como los
demás, y debemos recordar que necesitamos a Aquel que no tiene pecado,
Cristo. Aquellos que critican necesitan a Cristo. No tenemos derecho, no
posición, ni estamos calificados para criticar, porque nosotros también
tenemos pecado. Mas bien, necesitamos al que no tiene pecado, y Este
es el Jesús viviente. Hoy día este Jesús viviente es el Espíritu mismo
quién está en nuestro espíritu. Cuando usted esté a punto de criticar a
otros, vuélvase a su espíritu. Su espíritu le dirá: "No critiques. Eres igual
a esa persona. Esa persona es pecaminosa, y tú no estas sin pecado. Más
bien necesitas que Aguien te rescate del pecado. Este alguien es Jesucristo,
el Único que no tiene pecado.
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